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to\wento, no dejó traslucir nad.a de lo
qt~e
pasab3: en su
.píritu; y que,
o
sus
c~nfesorcs
le oian
com~
a
cualq':11~r
pe• ,
n ·'ente sin sondear el fondo ele su corazon; o no escribieron
co \ o d'ebian las cos'" notables, para que se transmitiesen á la
pos
rielad. Así es que n_ada. sabemos de sn camin.o inte;ior,
ni del tiempo en que fue ancla y o•cura su orac10n,
ni
de
cuando empezó á ser .infusa y luminosa.
Solo consta por
multitud de testi gos, que ·deslumbrando
a
t~..jos
los Religiosos
el
esnlenclor de sus virtudes, y sn constancia en practicarlas,
r esoivieron darle la profesion. Con esta gracia premió la co·
munidad el m érito de Fray Martin, conocido
y
probado por
'tan largo tiempo; y tambien se puso á cubierto ele la estrañezo.
que habría de causar en lo sucesivo, él que solo por una cos•
t umbre ilegal fuese privado un ,-aron santo de la merced que
concedían á sus Donados las demaS" R eligiones.
Hizo pues sus votos solemnes este Bienaventurado
con aplauso j eneral de todos los Religios'os, quienes daban
gracias á Dios ele tener por compañ ero al que tanto los edifi–
caba con la práctica de todas las virtudes, y .con la moaestia·,
dulzura y afabilidad ele su trato. El júbilo interior dd Sier–
vo de Dios rebozaba en su sembbnte, viéndose consagrado al
.Señor en alma
y
cuerpo, y renunciando solemnemente ante los
Cielos y la Tierra su propia 'l(Oluntacl, los bienes terrenos, );
cuanto alhaga y satisface los sentidos.
P odemos inferir de
ese estraordinario gozu, que iluminando su alma al tiempo de
profesar un rayo de la increada luz, sucedió claro
y
perma–
nente clia á la tenebrosa noche de los sentidos y del espfritu'i
que,·unido este al Señor con
fé
viva y ardiente earidad, par•
ticipaba de su vida divina contemplándole á todo instante, sin
q1<e le distra1esen las ocupaciones de su cargo, al modo que
10s Angeles no pierden ele vista á Dios cumpliendo con su
m inisterio: y que desde entonces inflamada su alma en mas
puro y encendido amor, practicó todas las virtudes con faci–
lidad, pro;ititud y deleyte, elevándolas hasta el súblime grado
que constituye su heroismo.
Se tratara de estas en los
sr–
guientes capítulos.