--10--·.
· ·de
el
Demonio permiso
á
Dios para
tc1~tarla
y
per~eguirfa,
1
e el Señor se lo concede, segun l:' m edida
~e grac1~
con que
la:habia socorrido, y segun conviene m:is a su gloria. . Hay
va \ os ejemplos de es ta verdad en. el antiguo
y
nuevo
~est~m e ' '·
0 .
Satanas pidió licencia á Dios para
~robar
la pac1enc1.a
· de
J ' ,
privándole pri.mero ele todos sus
~1enes
y
de sus hi–
jos, y de:;¡mes
atormentán.<lo~e
con una horrible y dolorosa en–
fennedacl. Jesu-Cnsto dijo a San Pedro poco antes de su Pa–
sion:
"Simon, .Si1aon, mira que Satanas os ha p edzdo para
zarandearos como trigo."
Quiere decir, que el Demonio pi•
<lió á Dios, que le d ej ase combatir la fé de los apóstoles con
las mas fuertes tentaciones. Y San P ablo en su segunda carta
i'.
los Corintios, dice: que despues d e haber sido arrebatadG>
h asta el C>el0, permitió Dios que pad eciese los estímulos de
Ja carne, y que Satanas le tentara d e ese modo , para que no se
ensorberbeciese por las grandes verdades que se le habían re–
velado.
Siendo pues esta la conducta que Dios tien e por loco–
mun aun con sus Siervos los mas privilegiados
y
favore–
cidos,. es r egular que Ja tuviese con l\1artin. Y pues le per–
.siguieron mucho Jos D emonios, aunque ignoramos cuales.
fueron sus persecuciones mientras el Siervo d e Dios es–
tubo en el siglo, es regular que fuesen
las mas comunes,
cu ales son. la concupiscencia de la carne,
la concupiscen–
cia ele los ojos, y
fa
soberbia ele la vida; y que los D emonios.
se valclrian ele estos tres poderosos ministros ele iniquidad,
para combatir la inocencia, pobreza y humildad de Martín.
No participando ya su cuerpo en ninguna manera ele las dulces
consolaciones
el~
su. espí-ritu, y hallándose j óven, triste y de–
solado, se amotmanan sus pasiones ajitándolo fuertemente,
para: q;ge las satisfaciese complaciendo sus sentidos; su oficio
de sang rador le presentaría muchos objetos alhag üeños y se–
ductores; por su modestia
y
·notoria honradez seria solicitado
p~ra
el matrimonio, tal vez con algunas
vent~jas
d e calidad
y
bu:n7s de fo;tuna;
y
por ultimo, aumentándose m as y mas el
c.rt;dtt? d e
Vll"~u~so,
por su constancia en r epeler todas las so–
l1c1tac10nes cnmmales, y los empeños. del mundo se dilataría.
su r.;·una por
tod~
la ciudad, viendo.confirmados ei:: su edad ju–
venrl los presagios de santidad que se notaron en su niñez.
J?·esaT?parado en ese .tiempo ele todo auxilio sensible,
se creena objeto de la indignacion Divina, y entregado por sus
c~pas
al furor de sus enemigos. Tal vez le haria sentir inte–
norme!lte el Supremo Juez su justísimo enoj
0
por algunas fal-