Previous Page  69 / 214 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 69 / 214 Next Page
Page Background

-6l -

el oficio de cirujano

y

enfermero, los despedin consolados. Mas,

como algunos necesitasen mas prolija asi$tencia, los llevaba á

su celda hasta que sanaban, ó iba á sus reducidas habitaciones,

para consola rl os diariamente . Entre estos hubo una morena le–

prosa, cuya horrible y tormentosa enfermedad,

110

solo Ja aíli–

gia por la inte nsidad de los dolores, siuo tambicn por el desam–

paro en qne se hallaba; pues, como en ese tiempo se reputase

muy contagiosa dicha enfermedad,

'!/

fu ese suma su i1iclige11 cia,

carecia de los auxilios necesarios. Pero Dios la prol'eyó de to–

do, enviandole á su siervo fray

~Iartin .

El fortalecia su

a~ma,

y

la instrnia en las sublimes verdades de

la

Religion, para que

tolerase sus penal idades, como medio el mas eficaz para satis–

facer

á

Dios pnr sus deudas; pnrificar su corazon del vano y cri–

min al·apego

á

los frívolos placeres que halagan Jos sentidos;

allegarse mas

y

mas

á

Dios por la íntima u11ion con Jesucristo,

y

por Ja infusion de su divi110 espírit u;

y

alcanzar la recom pen–

sa prometida á los que pade<;en con estos se ntim ientos. Al mis–

mo tiempo calmaba sus dolores co n los remedios que creia con–

venientes, le lavaba la ropa, y continuó hasta el fal lecimiento

de la pnciente cuantos socor ros le sugeria su inago table caridad.

Des pu es de muerta, conv idó

á

va rias personas para que pre–

senciase n sus funera les,

y

asistió él mismo

ú

ellos. ofreciendo

al Padre Eterno eu uni on del sacerdote, la div ina víctima iu–

molada en el altar para sufragio de la difunta.

Merece tambien especial consideracion el siguiente caso . Ca–

minando por la ca lle fray Martin, vió

á

un pobre anciano llaga –

do y asqueroso,

á

qui en nud ie lrnbia socorrido.

siervo de

Dios le acarició y consoló, alzándolo del suelo, l levándole>

á

su

celda, acostando lo en su humi lde lecho, y curándole las llagas.

'A poco rato de haber salido el paciente· de la celda", entró en

ella un religioso converso; y viendo sucia y que despedia mal

olor la frazada, por haber estado sobre ella el pobre viejo

1

laga–

do, trató a fray

~fartin

de im pertineute y necio, reputando in–

d iscretos

é

ilusorios sus oficios de caridad. Oyóle el siervo 'de

Dios,

y

con su habitual circunspeccion contestÓle de este modo:

u

Hermano mio, yo quisiera veros mas caritativo con el prójimo,

que cuidadoso por tener siempre limpia y aseada Ja ropa. Las

manchas de esta , con agua y jabon se quitan; mas las t¡ue afean

el alma por defecto de caridad con Jos pobres, solo pueden lim–

piarse con

lágrima~

de profunda humillacion

y

amargo arrepen–

t imiento. "

Creciendo cada dia el número de enfermos que imploraba n

en la porteria el auxilio de fray Martiu por el buen éxito de

sus curaciones, y no faltando jamás algunos que

p~r

la grave-