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b in eulradó

á

la religion enteramente desprendido dttl vnno

lio·

'llOr

y

aprecio de los hombres;

y

que, reputándose el mas vil de

fosmovtal·es, se h<mraba con servirá sus hermanos. Parece que,

q10

-solo hizo '!'enuncia nf.artin en esta ocasion de la honra apa–

ll"ente

y

vana, sino que tambien sacrificó el deseo de ser reli–

{;'ioso profeso,

y

de consagrarse á Dios con

Ja

solemnidad de les

votes; pues ne se -concedia profes·ion á

~os

donados en los con–

vefl<tos 1lomi1üca1H'lS ·del .Perú. Tal vez no sufrió en toda su vi·

<da ,¡Jrueba mayor su hlllnildad;

y

puede decirse con la debida

1;es~rwoion

que, así como María tiantísima preforia conservarse

virgen

·á

.Ja

ma.tern~dad

divina, siempre que para serlo padecic–

-se detrimento sú vi·rgi.nidad, así

~Iartin

renunció la profesion

;retigiosa •con mengt1a de su humildad. Por nueve mios conti–

uaó-cste •sacrificio, siendo simple donado sin votos que le liga–

:sen;

y

¡;¡asados ·est0s, se le dió la profesion él aiio

1603

á los 24

de su -edad.

Se ·extraña qne •el 'Padre nlclendez no expresase esta circuns–

t ancia, y dijese selamente, que cumplido el año de noviciado

se

'le

dió 'la pro:fesi0n, cuando lo que refiero consta del proce–

·so

y

del informe ,qu·e hizo al Papa el procurador de la causa. No

>es tan sensi'ble esta omisipn, cuanto lo es, el silencio de dkho

,padre llfelendez,

y

de todos los historiadores de este siervo de

Dios, sobre las operaciones comunes

y

extraordinarias de la

gracia en .este •espíritu gigante. Debe concebirse que, oaupa–

do f.ray Ma·rtin en la asistencia de los enfermos, en barrer los

cl;austros.,

y

en tos mas bajos servicios del convento, no dejó

lúraslucit· 'nada de

1o

que pasaba en su espíritu; y que, ó sus con–

f es<'lr·es le oian cerno

á

cualquier penitente, sin sondear el fon–

do de su corazon, ó no escribieron como debiau las cosas ,no–

tables, para que se trasmitiesen

á

la posteridad. Asi es que nada

sabemos de su camino

interi.or

, ni del tiempo en que

fué

árida

y oseura su oracion, ni de cuando empezó á ser infusa y lumi–

nosa. Solo consta por multitud de testigos que, deslumbrando

á

todos l-0s religiosos el esplendor de rns virtudes, y su cons–

tancia en practicarlas, resolvieron darle la profesion. Con es–

ta gracia premió la comunidad el mérito de fray Martin, cono–

cido

y

probado por tan largo tiempo;

y

tambien se paso

á

cu–

bierto de la extrañeza que habría de causar en lo sucesivo el

que solo por una costu'mbre ilegal fuese privado un varon san–

to de

la

merced que concedian á sus donados las <lemas reli–

giones.

Hizo, pues, sus votos solemnes este bienaventurado con aplau–

so general de todos los religiosos, quienes daLan gracias

ú

Dios

de tener por compa-I1cro al que tau to. los edificaba con la prác-