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la
violencia se ple-ga
y·
se abate; pei·o cuando se somete al derecho de m:mdar que
reconoce
a
su serr.ejante , se el_eva, en alguna manera, sobre aquel mismo que
le• manda. No hai grandes hombres sin virtud; sin respeto
:i
los derechos, no
hay grandes pueblos,
y
aun puede decirse que no hai sociedad.
c!
Porque, por
yentura , que es una reunion de seres racionales
e
inteligentes cuyo solo, lazo
et
.la
fuerza?
Me pregunto cual es , en nuestro tiemro , el 1nedio de inculcar
a
los hom-
bres la idea de los
d erechos, )" de hace rla p erceptible
a
SUS sentidos
j
J
no
j'eo mas que uno : que es darles
:i
todos el pacifico ejercicio de ciertos derechos ·
Dejando para mas adelante las consideraciones relativas
a
los derechos politicos,
Jne contento con preguntar ,
.:_ porque en l os Estados-unidos de America nose
oyen contra la propiedad en general las quejas que frecuentemente resuenan en
Europa? P or que alli no hay proletarios . Cuando cacb individuo tiene que
de•
fender un bien particular , reconoce en princi pio el derecho de propiedad.
Hoi
cierto~
hechos tn la naturaleza d erivados, 6 de conciencia inmediatn,
6
de invariable observacion, que son mas ciertos que las conclusiones de cualquier
raciocinio
ab~tracto.
Cuando una t eori a e ta en contracliccion con tales hechos,
y
conduce log icamente
a
la n egaci on d e su existenc ia , hai una obgcccion es–
trictamente
filosofica contra seTnejan te
teoria . Que e:xiste una distincion real
entre l_o honesto y lo torpe , sentida y conocicla d e algun moclo por toJo ; los bom–
l>1·es ; que los sentimie ntos
rnor;. l es
y
a fecciones clesintere adas, cualquiera que
sea s u origcn , son una parte d e nuestra natural eza; que el Yituperio y el elogio,
el C<lStigo
J
cl
galardon, pucden ser o pli cado
a
las
:Jcciones
C011
Orreglo
a
SU
c a rac ter mora l : --son principio
indudabl es, . · mucho mas importantes que cua–
)e q uiera conclusiones teoreticas. Sea que estos pri nci pios este n demostrados por
la razon, 6 sean pe1·ciLidos por intuicion , o revelados por un sentimiento primi–
tivo ; ellos son siempre partes indi pensables de
tocla mente sana. Todo hom–
_hre racional se halla apto para cl esech::ir instan taneamente una opinion nueva
que repugne con clnridad a aquelbs conviccion es de quc no puecle prescindir.
Sou hcchos, cuya ex plicac ion correspondc
a
la teoria, p ero que ninguna teoria
yer<laclcra puede n eg::i r. P ero lo m eros inco nveni ente , 6 e l p eligro r esultante
d e un a opinion, no deben presentorse como argumentos contra la " erdad de elJa.
Es-
obligacion de l os hombres r ec tos p1·escn ta1·
::il publico aqucllo quc creen
!CT
1<1
venl ad , en t:il forrna que hi e1·a lo m e nos p os ible los sentim\entos, 6 turbe los
principios , de
1011
siinple»
y
de los ignorautes;
y
ese deber se c;o.ncili..l
facil-