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verse
a
confesarlo. En medio r1c lns
il1ios
amigos
y
c1e
los arclientes
atlver~nrlo-s
51?
encuentra un corto nu:ne ro de fieles prontos
a
arrostrnr todos los obstaculos
y
a
desprcciar todos los pcligros. E stos han hecho violcnc ia a la debilidad buma–
na para elevar e sobre la opinion comun: arrast1·ndos por el misrno esfue rzo , no
aaben exactamente clonde detenerse. Como han
vi ~ to
que, e n su pais, el pri–
mer
USO
que ha bechO el h ombre J e l a incl e pen<lencia ha sido ntncar l a religion,
temen
a
sus contemponineos,
y
se apartan con terror de la libertad que est05
buscan. P areciendoles cosa nue,·a In incredulidad , envuelven en un mismo oc1io
a
tod o lo que es nuevo; se lwllan en esLado de guerra con su siglo
y
con su pa–
tria ,
y
en ca<la una de l:is opiniones que se propalan , ven una necesaria ene–
miga de la fe .
Ex!s~e
pues en Europa una causa ac ciclcnt nl
y
pnrticular que impide al es1
i–
ritu
h~mano
seguir su inclinaciou ; ernpujandole mucbo mas alla de aquellos li–
mites d entro de l os cuales d ebe na turnlmente d etenerse. Estoi profunclamen te
conve!1 cido rle que esta causa particular
y
accidental es la
union intima de
la
politica
r
de l a r eligion.
Los incredulos persiguen a l os Cristianos como
a
ene–
migos politicos , mas bien quc com o
a
aclversari os r ellgiosos · aborreeen la
fe
co-
1110 opinion d e un partido, mucho m as q ue como creenc ia erronea ·
y
no es
tanto al r ep resentante <le Dios al que rcch aza n en el sncerclote, como al amigo
nel
pod er. En Europa ha p ermitido el Cris ti :rni mo que se le uni ese intimomen–
te
<i
Ins potenciai; d e l a tierra : h oi esas potencins caan
· cl se balla como sc–
pult:i.dobajo
SU5
fragmen lOS ·-es
Uil
vivo
a
qui en han que r id o at::ll' cOn muertos :
c6rtensc bs li gadnrns que l e retienen ,
y
se l evan tari . Dios puede restituir
::11
Cristianismo de Europn
la
e n e1·gia <le s n juventud :-de los bomb.tes depende el
d ej. r
a
l a
fC
el USO de to clas l as f,te rzas q ue toda Yia C0HSel'Y3 .
Sin razon
sc
h a
con~i.lerarlo
a
l a R elig ion C a t6lica como naturnl enemiga
d e
UN
regimen libre . Por el contrnrio' m e p a r ece que entre l as diferentes doc–
t r inas cri 1.i anas el Catolisismo es una d e las m as f:ff orabl es
a
la igualcl ml de
c '.lndioiones. Entre l os Catolicos,
1n
socied ad religiosa no se compone mas que
d e d os elem entos; el sacerdote
y
el puebl o. El sacerdote se el e\·a por encima de
l os fiel es: d eLajo d e el
todo se halla en pe1·fecta igualdacl . En materia de dogmas
e] Catolicismo coloca el mi smo nivel sobre
to(bS
hs inteligencias ; obliga
a
10
5
pormenores ,]e Ins mi smas creenci ns al sab io como al
ignorante, al hombre de
- g e nio como al vulgar ; impone las mi smas pr:icticas al
rico como al
pobre;
a plica las mi smas austcridacles al poderoso como al desvaliclo : no tran sige con
1
1i ngun mortal:
y
.:iplicnn1lo i
cadn uno
la misma m ediua, se complace en
confund ir
a
toclns las clases d e
la
soci c =tad al pi e d cl mis mo alta r
a5t como
esta n confundidas
a
l os ojos cle Dios. Si pues l a r eligion Cat6lica t.li spone
a
los
fiel es para l a oberli en oia , .no los prepara para la desigualdad.
La desf;t·acia ha siclo que el sacerclote ha salirlo muchas veces del santuariG