-1or-
c1i
fruta de ellos
!
no ataca los agei1os porque no sean violados
lo~
suyos;
y
mien–
tras en Europa ese mismo hombre desconoce hasta la autorid;id soberana , el
norte ·amerieano se somete sin murmuracion al poder del menor de sus rnagis–
trados. No digo que sea cosa facil enseiiar
a
todos los hombres
a
servirse de
101
derechos politicos; tan solo manifiesto mi opinion de que, cuando esto puede
~er,
grandes son los efectos que de elio r esultan. Si hai un siglo en que cleba ten–
,tarse semejante empresa-ese siglo es indudablemente el nuestro. Cuando se ob–
_,erva que la religion lastimosamcnte se debilita, al propio tiempo que
la
nocion
divina de los derechos clesaparece; cuando se advierte que las costumbres se al–
ternn,
a
la par que se horra la nocion m oral de esos mismos derechos; cuando
.se nota que por todas partes las creencias ceden su lugar
a
los r aciocinios,
y
los sentimientos genei:osos
i
los ariclos calcul os: ...quecbria otra cosa que el mie–
do, para gobernar al mundo, si en medio de un estremecimi.ento m1i.Y er sal no
'e ligase la idea de los derechos con
la
del interes personal, que se presenta
como el unico punto inmovil en el corazon bumano?
Se suele replica1· a esto, que son d ebiles bs l eyes,
y
turbulentos l os gober–
nados; crue las pasiones son vivas,
y
la v irtud impotente; que en tal situacion
no
debe por lo tanto pensarse en aurnentar los d erecbos de la clemocracia. Pero
me parece que esas mismas cosas son cabalmente las que aconsejan este proce–
.dimiento, en que
a
la ve1·dad los princi pales interesados son los gobiernos,
aun mas que la sociedad: porque ellos perecen,
y
esta no puecle morir.
Imposible me es convenir en la censura de muchos contra el articulo
11
de
la
Constitucion recientemente sancionada: por el contrario, pi enso que es uno
d e los que mas demuestran las luces
y
cordura del l egislador . En todos los an–
gulos de Europa oigo que se levanta
" V oz d e d olor
y
acento de gemido " ( " )
para deplora1· la carencia de
fe , y
para investigar cual seria el media mas
oportuno
y
eficaz de restituit·
a
la r eligion algunas reliquias de su poder anti–
guo . D ejandu a parte , por supuesto, los d elirios teocraticos de
Maistre
y
los sar–
~asmos
de
la
escuela satanica : vco en la sociedad a hombres que han dejado de
erect· en el Cristianismo , sin adheri rse
a
ninguna otra religio n : a otros que
permanecen estacionarios en la duda
:
y a
otros que todavia creen ' pero sin atre-
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