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XVIII.
ConclusKou.
Concluiremos dicifmdo, que la justicia y la sabiduría de Dios
.
l'eqwel'en la exi terreia de otra '7ida, en la
que
se dé la recompen–
Ra
á
la virtud
y
el castigo al vicio.
E,'
t~
no se , m1tica en la
\-ld¡t
pr ,·ente.
,
Si no exi tliese otra vida, se defraudaría el
de~leo
de la verclft–
dera feli cidad
iuna.toó connatural
cí
t odo los hombres,
y e
to ¡:;ilJ
culpa del hombre. Pero
las
11
atural
e:'
propellsiones del llOmbrp
. el
un~Lnime
consentimiento de lo . pueblos
pl'U
han que exis te
otra vida..
Suprimida. la fé de otra v ida, el gozo 5' el I'cmorclimiento
tll'
la
conciencia pierden casi toda l a fu erza
d
sanciou ar la ley
n
0 -
nü.
El clogma d la otra. vida fa,orece
ú
la
~oc i elhd
y
ú
lo, pn.rti–
eulares: pues, l Oes un gran consuelo en
!¡'¡'S
mi:erias¡
2~
es el
1:'.'–
tímulo de la vi r tud;
3°
enalteee admi mbl
m
.nte la dignidad del
hombre;
1~
impide el abuRo
de
las autoridades,
r
de
108
pouel'o–
.'0, :
5~
conti,ene
á
los súbditos en la uebida. ubt'cHencia
á
los
príl1-
l:ip
s
mandatarios.
Por la luz
d e la
raion ll.1.tuml parcrc eier'
(!U('
h3.
de
:el'
etorna la
recompvusa concedida
á
la8
rtlma,.~;
UP lO·'; .in'1to,;
"'11
la
otm vida; se prueba
10
por el amor con que Dio' quiere
¡í
los
,iu:,to .
2~
por el des'co de ulla perfecta í'(>litü']::¡,u
inoa.toen lo,.;
hombres,
y
la felieidad
no puede
se,r
perfecta
:,;i
llO
es
eterna;
:i '
por ciert.o
entimiento de \lue t ra iumol'ta li
laLlj
·1°
Dio.:
re\'clo
que es e eroa. la bieua.vent uranza de lo: legidos.
Ningun fil ft'lofo puede domo t rar que el do ';mft de
la
ct('J'ni–
dad
ti
las
penas
infernales e
cont rm10
{t
la sana
l'azon,
pn
~
uo
P:
(Jontrario
á
1a justicia, ni
á
b
:á bidlll'í~l)
ni
á
la oouctau el!,)
Di os.
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