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a1ma
racional pel'eeiem por
~Ul iquilacion,
soria
de
peor concticion
que el cuer] JO, q\1e persevera despn s ele la mu rte,
)1
basta de
peor eondi cioll que los brutos,
la'
plant as
y
lo, cuerpos inan i-
1~1 ados,
que IlL't'maneccn en cuanto
¡\
los eh'mento::> que entran
en su
CO t1.'~i tu cion :
XVII.
I~ l
fin
último
r
gE'll cl'al CJue se
prop u ~o
Dio, en la en'eaeion
el o
todas
1<"1,:\
cosaRfué
su
gloria extrín. eca,
CJue
con.
i.
t e
en que
SUl:;
j.)('rfl'ccioil es ean manifel'ltada., conocida' y
ame:l.daspor los
sere~
C<lI><tt;O::>
de
ell o. Lo. fine {'speeiales v8 rían en los eres; por lo
que
tc:C fL
al alnHl. podemo. u<:'cir qu e el fi n próximo
y
especial
á
((\1.0
está
rle~til1ada
es
la
felicilla.d
que
pu ' l1e con. egui r conocien–
do
y
an,éli.lÜO
á
Dios. En lo::; sero" que obran
neceo:l.I·i amente
('0-
ll \)l '1'11l 0 ~'
::in fin
pr6xi mo
por
los efectos;
así
conocemos qué
01 fin
del
~o i C'~
nnminar
y
caleutar la tie!Ta,
quo
el fin
de
lo, t'll'bol es
e. '
]1
f(líll1 cit' fru t.o,
el Lle la lluvia. regar la.
tielTrl.,
porgue est o ' Sel'eR
ti
erJi.lnnml,
t"llllencia
n <~tl1l'al
:.i.
t ales efect'OR; así podemos cono–
cer
<.'l
fin
¡:níximo del alma po r su t eJ:l.dcncia nat ural: es un be–
eho
psicológi l'o que el n,lma
c~erj meIJt,~
uua tendeucia. m1tl1l'a.l
;Í
lAf('licida cl t al
que
110
pllh le
d~o.i a1'8~·
de ella: luego la felici–
üad
eR SIL
fin e"lWC!().l. El alma puede ll r.gar
á
e. t e ue tino, si no
lu im)¡id por
S::t
culpct: Di os no ]lUede tener al bombre en un eD–
g:
fl o con"'tantc
é
io\'encible,
y
le t endr:ia en tal engaño, si
el
alma
, iu cnlpa
<::u:;a
no puede ll egar
á
r,¡¡
desti no,
plle~
que le inspira
un de:o:eo invencible
ue
feli ciL1ad el que nunca podri a cump lir:
ú
mas el hombl'e seria, de peor condl cion que las bestiaR, que satis–
f;l cen SllS
apt·titos,
y
el
00111ll1'e
estnl'ia cOl1clenado
á
a.l)eterOI' siem–
pre,
sit)
T'oder
-'aci" t' el apetito.
Y
no se diga. que el hombre
dc–
¡.;ea·
natllr?lwrnte bonores
J
riql1 ezar, que no alcanza IDucllas ve–
<? c",
porque este deseo no vi ene necesariamente de la natu ralezu,
p :n:s que
mu r has , ecep,
se
renuncia
á.
ello, lo que no sucede en
1
.deseo
c1t'
la.
fe1ir,iuac1.
La fel icidad {\, la que está destinada el alma ha de durar eter –
namento: porque el upseo r¡ue ell a experimenta necesariamente
dr; la feli eidad es el deseo de una fe licidad que aeie entera.mente
el
apetit o.
y
dejaria de saciar si no fuese peI'petuo; el mismo Cice–
roo aun quC' gentil
y
sin la luz de la divina reve.lacion
10
conoci{¡
L'uanno decia: ', 'i la vida bicnaventura la puede perderse, no lme·
~1\l
.
el' bi('llUHlllturada."