DE PHOCJON.
I)"
por respeto dexó de abrazar
á
Phocion.
·Confie~o,
dixo
á
Phocion , por muy
[apoltticaes
bueno el que yo esté pronto
á
cotrcgir
~~~~~rii~cipig;
nuestras Leyes , y reparar las faltas de nues·
'º"
;nvaria–
tros Magistrados. Veo que sin conocer mis
ble»
errores , sin duda he de ser engañado , y
no obstante , quanto
1nas
reflexiono
,
co1n~
prebendo menos vuestro pensamiento. ¿Có-
mo puede ser , prosiguió , que en medi<')c
de las revoluciones , que cada dia mudan.
la
naturaleza de los asuntos ,
y
el
sem·
blante de las sociedades , tenga el arte de
gobernar principios fixos , determinados,
é
inmutables? Sin duda alguna, respondió
Phocion , supuesto que tambien son
fi.
xos, determinados ,
é
inmutables los de
la naturaleza del' hombre,
á
quien debe
hacer dichosa la política. Pueden mudar-
se los negocios con nuestros caprichos; mas
de estas
mud~nzas
ninguna se sigue
á
las
reglas de la naturaleza , ni al destino de
los hombres,
y
la sociedad. Pero, insis·
tió Aristias , dad una vista , Phocion,
á
los
b:írbaros que cercan la Grecia : ¿qué pro·
digiosa diferencia no hallais entre los Per·
sas, los Escitas , ·y los Macedonios? Pare•
ce que nosotros los Griegos formamos
otra clase de bombres
:í
parte:
¿
cacle una
de nuestras Repúblicas no varíJ aun eu
costumbres?¿No aspiramos todos
á
diferen·
B
te