DE PHOCJON.
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cnusan todas las desdichas, no obstante que
nos p rocuren algtinos pl•ceres de un in–
tervalo breve, con que son1os engañados ?
Sin estos conoci1nientos preliminares,
1quién os concederá que el objeto que pro–
po•1cis sea en realid«d el que debeis pro–
poneros? ¿Cómo sabreis
segurán1ente
que
el remedio qoe empleais producirá el bien
que se espera , 6 que aplicándole
á
u··
parte de Ja sociedad, no dañareis
:í
la otra?
No seria la Política mas que un Arte tan
despreci.1ble como el de los charlatanes,
que hoy la exerccn en la Grecia , si no li–
br:índonos de un mal , mas que para dar–
nos otro, no co1nprchendiera Ja causa de
los
n1isn1os
vicios , que destruyen el cuer–
po de la RepúbJ ica ,
ó
que irritan ,
y
alte–
ran sus hl.ltnores. Si solo buscais
/
Aristias,
un conjunto de charldranerías, no soy vues–
tro amigo,. porque os advierto que no es
esta l.l verdadera Polltica. No e el arte
de engañar los hombres el de hacerlos
fe–
lices, porque no est.1 gobernoda Ja Grecia
sin por los que lJ empeor.m : decide im–
periosamente nuestra suerte una incons–
t~mte,
Jprichos.J ,
y
cruel forcuna. Corrien–
do detr..s de una dicha ehimérica, sombra
ligera que nos engaña , y que no pueden
detener nuestfls m,rnos : ¡por qué..nos od–
¡nir,1mos de no hallar sjno desdichas ? Ocu-
pa-