DE PHOCION.
nos dió
á
entender directamente, que esta
Ley ridícula privaba
á
la República de sus
sábios consejos ;
y
finalmente calló quan–
do creyó habernos probado que él era el
genio rntelar de Arhenas,
y
que no
se
le
podría culpar, si proseguia la l}epública en
su decadencia.
Os doy gracias, le dixo Phocion, por
las luces que me habcis comunicado, y
'
puedo dexar de alabar vuestro zelo por la
patria. Habeis explicado con grnnde cspí–
rirn muchos vicios de nuestra República,
y
de la Grecia ; con todo me parece que en
el cúmulo de remedios , que quereis apli–
car , no habcis seguido un cierto orden ,
y
mctodo , que creo nece arios ,
y
sin
Jos
quales todo Jo que proponeis, paliaria por
algun
n101uento ;
pero no
sanaria entera–
mente nuestros males.¿ Qué diríais de aquel
J\lcdico, que llamado para ver uo hidró–
pic ,
cxcit~
h.iode la
n1.1s
ardiente sed,
1nnn–
d,1sc sin reflexíon que se
Je
diera inmedi.1ta–
mente de beber? ¿Que porque le viera in–
fl
imada
su sangre, le hiciese poner de de
Juego en un blño? Seria esto meJicin.1 , ó
un
on ejo pérfido de uo charlaran igno–
r.1nrc, que sin curar la enfermedad , solo
cuida en dar
J
su enfermo un alivio tao
pa
.1gero omo funesto.
¿Os atreveríais
:i
ser Medico antes de
ha-