ENTRETENIMfENTO.S
al contrario nos ha dado grandés adverten–
-cias , y ha querido que unas revoluciones
-repen;inas ,
é
ii'.esperadas nos obligasen
á
-reflexionar aun
a
pesar
nuestro.
Nuestra patria , que aspiraba
á
subyu–
·garlo todG.!, v ió
un
dia arruinarse sus
1nu–
-rallas , y establecerse en su seno treinta ti–
ranos , tanto 111as crueles , quanto eran
tí–
'midos esclavos de Lisandro : un L acede–
.mouio_, que despues de ,su
victoria tirani–
-zaba Ja Grecia , y cuyos Exércitos baxó
la conducta de Agesilas habían llevado el
t error hasta la misma Capital del gran Rey,
ha visto espirar su poder en los campos
de Leuctro. Este Imperio , que ha costado
tantos trabajos
á
nuestros padres , y
á
los
Espártanos , no pudiendo los unos adqui–
rirlo, ni los otros conservarlo , ¿qué Ciu–
d ad instruida por tantas experiencias no
ha de .juzgar hoy, que es cosa insensátlt el
aspirar por fuerza
á
su dominio? ¿P o r qué
Ja Grecia no piensa en sí n1isma? No se
·cansan los Dioses de advertirnos, y ense–
ñarnos : ¿y no bastar:\ la ambicion de
Fi–
lipo para hacernos sabios? L a Macedonia
debe sus sucesos , y sus fuerzas
á
nuestros
vicios , que causan nuestra propia debili–
d ad : ya
es
tiempo de conocer nuestros
~erdaderos
intereses : Jo ven1os ,
y
lo senti–
mos: parece que queremos obrar; p ero se
ha-