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ENTRETENIMIENTOS
por la revolucion
y
falta de nuestros aliados,
y
en lugar de abrir Jos ojos ,
y
corregirnos,
:.espera1nos
pqder
ser
inJpunemente
injustos,
-y
recurrimos
á
la fuerza para reynar sobre
unos Pueblos , que hacían nuestra mayor
grandeza, dándonos sus baxeles,
y
sus brazos.
Ha sido p"i·eciso debilitarlos,
y
arruinarlos,
i
nue:stras n1isn1as fortunas se
han
vuelto
otras tantas desgracias para nosotros mismos.
¡Qué esperábamos nos sucediese , despues
de romper los nudos de una alianza anti–
gua ,
y
respetable , que mantenía
la
paz en–
tre los Griegos ,
y
que ]es ha hecho triun–
fur de innumerables exércitos de
Ja
A sia?
La guerra del Peloponeso, de que somos
los autores, ha sido el fecundo fruto de to–
das nuestras calamidades. Fuimos vencidos,
y
aun quando hubiéramos sido vencedores,
no serian mas felices nuestra suerte ,
y
Ja
de
la (
1)
Grecia. H abíase esparcido un " í-
~
ri–
que les arrninaba,
y
fué
necesario hacerles la guerra para
obligarles
á
su satisfaccion : cada talento pesaba 60
libus
de
á
t
~
onzas , que segun nuestro modo de contar , hacen
90
marcos, v:tlientlo hoy nuestro marco d'e plata
so
libras:
el 1alento Griego valia
4~00
de
nue~tras
libras numerales-,
y
el de oro pesaba tambien 60 libras
,
6
90
de nuestros
marcos.
(1)
F.s verosimil que hubiesen abusado los Athenienses de
sus ventaj.:is , aun con mas dure2a que los Espartanos : es–
taban estos habituados
:í
la moderacion , y de ello dieron
muchas señales durante Ja guerra del Peloponeso ,
y
por el
contrario los otros siempre tuvieron ambician : desde que
nadan les p3recia tener cierta especie de derecho sobre los
Paises que producian trigo, oli\•os y viñas, y se lisonjea–
ban de llegar á ser algun dia dueños de ellos : en la Ne-
go-