DE PHOCTON.
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H asta aquí, querido Aristias, prosiguió
.:i~,~;.
á
la
Phocion , no os be manifestado mas que fla-
quezas , debilidad, miserias , y vergüenza
de la humanidad. H asta aquí no os ba pa-
recido la Política sino ocupada en cortar )os
lazos, por los q_\!,.e mil diversas pasiones se-
paran
á
los homlM-es de los comunes intere-
ses de la Sociedad , teniéndolos arraigados
en Jos personales,
y
propios. Para romper
Ja admiracion de estas Circes, que nos ame- .
nazan la misma suerte , que padecieron los
compañeros de UJises, admirad ahora la in-
finita sabiduría de la naturaleza, y los so-
corros que nos ofrece. Aprended, pues, por
qué secreto
á
estas virtudes tan tímidas, tan
contrarias
á
nuestras pasiones, tan poco obra·
doras , tan extrañas á nuestro corazon , pero
al mismo tiempo tan necesarias, puede la
Política comunicar una fuerza superior á la
de las pasiones mismas. Ved por qué me-
dios puede hacerse agradable ,
y
deliciosa la
práctica de las virtudes,
y
de las obligacio-
nes, que en la apariencia son las mas auste•
ras. Todo esto se consigue teniendo vigilan-
cia en nuestro corazon el amor
á
la glo-
ria : noble objeto , cuya generosidad nos
hace conocer
la
grandeza de nuestro ori·
gen ,
y
nuestro destino. Este es
el
sen–
timiento , por el qua! somos competido-
res de las substancias espirituales , que
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