da en las' tres facultades: memo.ria .' imaain a:
;:,
c1on,
y
razón, domina , con s u desenvolvi-
mi en to, todo el plan
y
extens ió n de la obra;
pe~
ro á pesar de hab_e r gozado de prestigiosa a u·
toridad por largo tiempo; e ll a es radicalmente
fa lsa, por se rlo así e l fundamento e n que se
apoya. El progreso de los conocimi en tos per·
mite, en el día, sostener cuá n artificial
y
erró–
nea es Cl q11 ell a construcción de
'l as
fac ultades
del a lma, como e nti dades que existe n por si
misma s, con vid.a independ ie nte. E ll as no so1i
sino res ultados de cornpl ejos encadenamiéntos
que ex ige n un antecedente;
y
que al c:¡uererlos
detener, p'.lra darles un nombre
y
seña larles .un
imperio sP.parado, se pi e rderi
y
desaparecen en
la g iga ntesca evolu ción de l espí ritu. · E·l 'trabajo
de Bacón cae, pues, por
su
base; pero se dis–
culpa su e rmr ·ate ndi endo
á
que el inge nio del
hombre, hasta hoy. no ha prodlclcid0 una clasi–
ficación qu e ·por su exactitud, pu ecíla reempla–
za rá la rl e l filósofo
del
s ig lo
XVII; y
que no
hay
tampoco espe ran zéts de que la cie ncia la
posea facilmente.
Tiene razó n, Riaux a l dec irn os, que no debe–
m os detenernos mucho e n esta cuestión que
sirve de e nvoltura exterior a l libro
De la dig–
m'dad
y
acrecentamiento de la áencia.
U
na se–
·meja nte obra, que es casi una enciclopedia,
y
que e n sí misma es uno de los análisis más
b rill a nt es, no se a naliza. Es preciso leerla,
y
apreciar esa razón vasta
y
profunda que todo
'lo
ha visto, <tu e todo lo ha pesado, todo lo ha
relacionado; que marca á cada cosa su lugar,
á
cada conocimiento su
dom~nio,
para sentir así
12