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ciencia debía concluir por las ma temáticas,
~ n
lo que se relacionaba con Desca rtes; con la di–
ferencia de que Bacón hacía de aq uel estud io
'd
térmú10
de la física.
y
no, corno Descartes, el
principio
de to-da inves ti gació n cie ntífica.
Además de las co ntracliccio nes, que a mino–
ran e l mé rito del filó so fo, contradicciones en
las qu e se obse rva la influ e ncia ele la mi sma es–
cuela q ue comba tí a, B<!có n se hi zo ceo de mu–
chas ideas v1il ga res; no comprend ió
á
Galileo
ni
á
Cnpé rnico;
y
has ta recibió
el
influj o ele los
alquimistas de la Edad
Iedia
y
del Renaci–
mi e nto.
Pero, sin emba rgo, d e los errores
y
de fec tos
ele su ob ra, e l filó sofo in g lés será siempre con–
s id e rado co rn o e l ilu s tre rege ne rado r de la ci e n–
cia filo sófica; qu e a l es tab lece r e n la obs e r va–
ción de la natural eza, la base de su estudio, re–
chaza ndo todo .dogma ti smo,
~ió
á
és ta su úni–
co, segu ro, ri1mbo , contribuyó
á
s u independen –
cia
y
preparó sus progresos. La obse rvación
e n la vida práctica, la experiencia e n la natura–
le za; he aquí e l pensami e nto inmo rtal qu e nos
lega e l padr de la filo ofia pos iti va. La huma–
nidad se ha cobijado bajo s u sombra
y
ha cose–
·hado inm e n os benefi cio -.
Casi ::l l mi . mo ti empo que B eón, o tro filó–
sofo, muy superior á aquél. penetrado del
mismo pe nsa mi e nto,
rea li zaba P. n Francia
la
reforma de la filo ofla. aunque á
traves de
li. tinto prisma que el del
filó
ofo de Ingla-
terra. El sello
le la raza, que siempre lo en–
contramos grabado e n las creaciones del indi_