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,
l\1ientras
dural~'on 1~8
felicitaciones, D. Bar-
.
I
I
,tolomé. Barl'abás, que era, el demagogo de la
. localidad, no se atreviÓ' á decir una palabra en . '
rro de sus ·perversas.
docb~inas;
y aunque el cu–
ta
y
Amarillo dejaron caer alguna punzunt(o
:
'~uchllfleta
sobre la, persona del filósofo de al-:
f
'
- dra, éste no creyó prudente empuíiar las bien
.;
~fil~da.s
.armas 'de, su dialéctica en aquella
OC11-
\
sión.
El
respeto á
D.
Angel pon,ia una mor-,
daza
en sus ' labios,. Y tan, bien pagó el noble
Prelado esta prudencia, que comp
~ D
. .
Silvestre
aludieFa! claramente al d'emagogo, diciendo que–
también Ficóbriga estaba tocada de pestilen–
cia,' habló ' de esta manera: .
-
-
..
"
.
\ «No ,me toquen á
D.
B~rtolomé,
qua
es~
pero
~onvertirle, p~e~to
que su corazÓn es bue-
11:0,
y
es.tos desvaríos no perderán su alma si
llegamos á tiempo.
»,,/
__-':. '
.
Barrabás se inclinó dando las gracias.
Por
de~h· .
algo, dijo:
.
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.
.
«
Y
según
la
prensa, el Sr.
D.
Rafael" del Ho–
rro viene
á
U'abajar en las elecciones.
-Viene á trabajar
y·ti
triunfar-afirmó
con~
desenfado el cura.-No pasará cQmo
la
otra
vez, cuando por nuestra negligencia y descuido
se nos pusieron éstos encima.» _
I
I
•
Y luego, amenazando
á
Bai'rabás con
In
de- .
recha mano, añadió: .