GLORIA
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dicinas? Yo no tengo uada. Sólo es·toy·pen-
I
_
sando ey que antes moriré
qu~
separar
ti
un . .
hijo de la ·madre que le adora.
7>
,
.
,
. Leva!ltándose, dió algunQs pasos con
~gili-
dad graci.9sa -,por la
habitllci~n.
cNo, no:· esa carne
Jllortal · ~o e~tá
buena-
.
. .
observó Su Eminencia
COll .
disgusto.-Buena-
ventura, manda llamar
á
D.
Niéomedes.
. -Acaba ele ·llegar, y abajó está .charlando
con el cura y con
D.
J
uao Amarillo.:t .
El
médico
su~ió,
y sus chistes, sus· oportu- .
. nas
obs~rvaciones,.
sus -carifiosos comentarios
acerca del mal de Gloria alegraron por breve
rato á
t~da
la familia. Era
UD
hombre que in–
fundía á .los
enfe~mos
un· espíritu de fortaleza
tal que o podía menos de influir lisonjera–
mente en la salud. Curaba ; como cualquier
otro 'btien médico; pero' sus. enfermos tenían,
mediante él, la fe y la devoción de
~urar8e.
En
sus diagnósticos empleaba las más gallardas
figuras. Según él, el corazón de Gloria era un
caballo..desbocado; su pensamiento un pájaro
que habiendo remontado mucho
el
vuelo, se .
babía cansado
y
no b/allaba monte en que
po- _
sarse,
y
tenia que ·seguir
vol~ndo
ó
dejarse
caer. Sus nervios eran una casa de fieras,
en
la
cual se hubieran abierto todas. las jaulas.
Cen esto
se reía la familia.