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GLORIA
. .
,
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aquella vez
un~
respuest.a
~ategórica.
por lo
cual ·se retiró triste
y
ml:lstio,' sin
~tro
consuelo '
que mirar .desde el ja.rqí·n la fachad.a del edifi–
cio
y
pensar. en las reparaciones que le
ha~'ía
por dentro
y
PQr fuera cuando Dios quisiera
ponerlo. en sus manos. D. . Buenaventura· dió
una vuelta por el pueblo, con
o~jeto
de ver
algunas
perso~as
. . Desppés volvió_á la .c8sa. '
Era
tarde. 'La familia habia
f
cenado .ya,
y
el
.
~
Prelado se l'etiraba
á:
su euartó, Gloria apro-
vechó un instante en 'que estaba solo con ella
en' la alcoba su
tic)
D.
BU'enaventura,
y
le
ll~·
.
mó con la mano.
cTío-dijo Gloria . con
vo~
muy
débil,-
¿quiere' usted decirme una cosa?
.
-Lo que quieras,' queridita-repuso Lan–
tigua c,?n el
mayor .carillo.-¿Qué deseas
sa- ,
ber? .
- ·Uno.
cosa. ¿f?e han
id~t-
/.
-¿Quiénes?
·-:-Esa gente.
-¿Los••.
? .
-Los
judí~s,-dijo
Gloria bajando tanto la
voz que apenas se oía.
-¿A qué te afanas por lo que no te impor-
ta? Duerme en paz.
.
-Deseo saberlo.•. Lo deseo mucho.
-Pues bien, nifia mia: se van maflana
tem-
•
- .