GLORIA.
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'
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¡Bendita sea la tuisericordia del
8e11orl Sefio
res-afiadió
dirigiéndose á sus
amig.osy
he r–
manos',-este hOlnbre da lealmente su mano
de esposo á mi sobrina en justa
reparación
d
I
<
e...
~
Aquí la fácil elocuencia
del
Prelado tuvo un
ligero tropiezo;
mos
al
punto
se
enderezó, to-.
wando
mejor rumbo.
"Eutrará
en nuestra
familia...
Yo
le
recibo
con los
brazos abiertos. ,Doblemente
Usonjero
es
este suceso, porque el matrimonio, que
tan–
tos
bie~es
'traerá
consigo, irá acompafiado de
. un
prodigioso
triunfo de
nuestra
Fe. Sr.
~1or
ton, ¿persiste usted
en
su idea de abrazar
la re·
Hgión
cristiana, única verdadera?
-Si,
seílor,-repuso
Daniel
con
gravedad;
y
-
I
al mismo
tiempo
fijó
los
ojos en un
retrato
de
D. Juan
de
Lan
tigua, que
le miraba
con
cier–
ta
severidad.
'- ¡
Oh,
qué gran
júbilo da usted á mi alma,
Sr. Mortonl-exclamó
er
Arzobispo.-En el
día de hoy, la Iglesia
administra
el primer Sa–
cramento
á
los
catecúmenos,
después de
ben–
decir el agua nueva. .. Durante el
oficio
he
' . sentido hoy
m-ás
emoción
que
nun~a
en
igual
día,
y
no he dejado de pensar en
esta
conquis–
ta
preciosa que acabamos de
hacer... Ahora,
leño"
mío, -
debo decir
ti
usted que va
á
recibir
..;
_.
.
.