'-
GI ..ORIA·
-
de los campos
y
la probabilidad de una gran
.
-
'
~osecba.
D-ijo que
él
había
~spal'cido
ya las
to-
- peras en sus prados
y
que
los
est~ba
abonan–
'. - do con
ceniza y estiércol; que debía antjciparse
- unos días la siembra del maíz, por' estar bien
enjugada
y
rastrada
la
tierra, y que..
él (D. Sil,
vestre) no aguardaba
paloa
'echar
el
grano s.ino [
á
que estuvieran arreglados.los setos, destrui–
dos por 'las
der·rotas.
,Aseguró
q
u~
los semille–
ros
que
esta-ba
preparando en cama caliente
le darían las
ensaladas
más l'ieas -qne había
visto
hasta
entonces la
provi~cia,
y
q-ue por
haber
sido
~1arzo
y Abri.1
poco
ventosos,
esta;–
ban
los
frutales
que
parecían árboles del
cielo~
Los ingel'tos' de aqnel año daban
envidia.
D. A.ngel ' mandó
á
su
sobrina
qüe se vis–
tiera de ceremonia,
y-
aunque
.Glo'ria
quiso
ba–
cer alguna
~bjeci6n,
no
fué
oída
y
repitióse la
Qrden.
Talll
bién Serafinita
se decoró
un poco,
~in
salir de su ordinaria modestia.
Pasó algún
tiempo
en estas cosas, que aun
las
monjas,
como
mujeres que son, no se po–
nen una toca en cinco minutos.
D.
Angel
dió
un paseo .por el
jardín,
qu.eJándose
del déscui- .
do en que estaba
Y-
de la ofensa
que
á
Dios ha–
cía
BU
sobrina matando de sed
á
las pobres
plantas. Después llamó
á
Gloria
y
'encerróse
. con
ella
en
la
capilla
de la casa: la
conferencia
--
(