.-
/'
.
.
./
292
B. PÉBBZ GALDÓS
~¿~o
te acuestas? , -
-~o
.•• necesito
l
estar en
vela..•-
deseo' me–
ditar.
. .
. .
~
-¿Más
todavíq.?»
Llena de 'amargura ,Esther, contempló
tí
su
hijo
Qomo
se
mira un
bi~n
próximo á perderse,
'y
estrechándole en sus brazos
y
eubriéndole
de
ardientes besos,
~e
dijo:
~Ya
que te pierdo mafiana, hijo de mi co-
, _razóD, conságrame
. e~ta ·.
noche; no
te
separes
de, mi lado, inclina
t11-
cabeza sobre mi regazo
y
descansa; ,reposa tu
cerebr~,
que
h~erve
como '
qn
·volcán.
/
' /
-Quiero
meditar~repitió
Morton cediendo
á
_la atracción de su madre
y'
sentándo§e
junto
á
ella.
~
r
-
.
\.
- Medit·a aquí sobre' mi pecho., que es todo
amor pór tí-dijo Esther obligándole á
recli–
narse en el sofá
y
á que recostara su cabeza
sobre el regazo de ella. - ,Sea ésta una noche
de
despedi~a.·
Hablemos de nuestra casa, de
tus hermanos, de tu padre, de
Altona,
donde
todos hemos nacido ... Hijo querido, no me
niegues este consuelo.
- No puedo negártelo. Hablemos
~e
todo
eso tan caro á mi corazón . Hablemos toda la
noche
ha~ta
que venga el día, hasta que llegue
la hora._