..
~I
GLORIA.
.
~~1
.
ciencia está
tranqüi.la. Ha penetrado . en mí,
.
,
.dulce y /elocuente como cosa del cielo,' el con- '.
vencimie,llto de que obro bien
y
de que agrado
á
.mi
Dios
en esto.
Él
me dice: cRealiza tú en-
.
.
.. gano; pero
has
de traerme
al
reino de
la
ver-
/
dad
á
la
mad~'e
y
al hiJo.,
- ¡
Fanáticol
¡
fanáLic9 incorregib!e!-;-·replicó
con
~gitación
,Est.her/
cin
vande los ojos
com–
pasivamente
en su hijo.-Qlliercs
dn.r
un tinte
religioso
á
tu .acción, cuando sólo te muove el
.
eg~í~mo
del
aínor mtindano. Es común
e11
to-
. das las
religion~s
que los enam.orados se vuel- .
v'an místicos
ó
por
astucia
Ó'
por candidez, y
que
se dejen urr'asti'ar por
la"pusiÓn
á
las
llla- .
yores locuras., suponiendo que
les inspira
Ulln:
, idea
religiosa.
Ha~en
de
la-
religjóll
Ul~
luauri·
gal,
engañando
ti
todo~
y
á
si ,misluos.
~ror
tu.
vida, ¿me
crees
de osos?
- ,Sí.,
porque siempre tuviste demasiado en- .
tusiaSlllo pOi'
la
Eseritura, y
has
pasado parte
de tu vida comentándola
y
ahondand'Ü en ella,
pU8cándole sus misterios más impenetrables,
es
decir, echándola
á
perder.
U1timam~nte,
cuando volviste
á
casa después de
tu
naufra-
.gio, te 'engolfaste de tal modo én
la
teología '
rabínica, que tuvimos que tapiár tq. bibliote–
ca, como ·ltl. de] gran caballero esp·afiol.
Vivías
exaltado
y
melt\ncó~co... ¡Pob~e
hijo , mío!
/