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-288 .
B.
.PEREZ
GALDÓS
(
/
l
· ¡Ouán
~ierto.
rué
nii presagio de ' que tu mente
se desquiciaba!. •• En todo lo ' que hoy meditas
•
y
proyec~~
noto.
h>H
extravíos
d~l
visiona;trio
y.
los delirios más, absurdos. NO .puedo decir
qúe
~o
haya cierta grandeza én tus concep–
ciones; per\o. lo que si aseguro
~s
9ue
no
h~y
en ella s,entido. común. ' .
.
-
~
:- Yo creí-dijo Morton con desaliento,–
que tu superior "in·teligencia las
co~prenderfa
y
las estimaría.-·
.
I
~A
nqsotros nos·han educado
e~
lo.
·prAc–
' .
t'~co,-
hijo ,
querid~.:Esta c<J,stu~br'e
-de vivir
y
, ·pensa.r en lo. práctico me hace ver muchos in–
, - '. co.nvenientes en -tu proyecto.. ·El principal es
que n-o Po.drás'
quebranta~
la
fil~me f~
de la que
llan;:las tu esposa. Desengáfiate: ningúu cató–
·1ico se convierte
á
nuestra po'bre ley, olvidada
y
sin prestigió, ni tampoco.
á
ese deísmo vago
.y sin ' cülto, grande si quieres, pero. que
todo
r
lo. dice
á
la razón y es.mudo para la fantasía,
para ·~
. cGrazón y para los sen tido.s. Aun
con–
siderando en esa jo.ven el ·amor más ardiente
hacit\
tí,
no. concibo que reniegue de la religión
de sus
padre~,
de esa religión viva
y
que salta
á
la vista,
y
se
o.yey
se habla. La nuestra
y
tu deísmo son como. el idioma hebreo:
unS
lengua sublime, pero que nadie entiende.
¡Iu–
feliz hijo mío, infeliz mozo., ext aviado por
los