GLORIA.
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-Pues yo he. venido
á
i~pedir
ese propó–
sito.
Cuán.dohuÍste de nuestra
ca~a
hace (fuin-
ce días, saliendo de ella sin decirnos nada, ·
~
comprendí que venías
á
este horrible pueblo,
c~n
la i.dea de consumar una gran locura.
Tu
padre quiso venir.. : Disputamos: vencí yo;
Al
partir hice j llramento de.·arrancarte de aquí. ..
Yo
vol veré quizás sola
y
.vestida de luto.; vol·.
veré- tal vez, sin
tí
á
nuestra casa: en este caso
le diré
á
tu padre: «Nuestro hijo ha
muerto. ~
'~o
tendré valor .para decirle::.«Nuestro hijo
e~
~ristiano.
»
-Ese valor
qu~
á
tí
.te falta lo he tenido yo
-repuao Daniel mostrando en su semblante
una serenidad heróica.
-Hago
esto por ·con–
vicción' no por despecho ni por capricho. He
trazado
á
mis acciones
un
plan,
y
este .plan se
cumplirá porque debe cumplirse; ¿lo entien-
des, lo
entiellde~, madre? ~
.
Esther miró estupefacta
á
su h ij o, como si
deseara h allar en el rostro de él la aclaración
de tenacidad tan abrumadora.
«Bien-dijo al fin, conociendo que su h ijo
no cedería, atacado de frente:-haz tu gusto;
desprecia el amor de tus padres, de tus her–
manos; olvida todas las leyes, la ley santa de
Dioa
y
las de la sociedad, el decoro, el deber.
la
estimación; despréciate
á
tí
mismo y envi·
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