" ./ GLORIA
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falta de
r~n()vación,
y
tQdo'
el -que
viaje
hoy
por .... Constantinopla, Salónic9,
Jerusalén, Ve–
necia,
Roma,
el Cairo,
por tqdos
los
puntos
en
I
donde 'buscó
refrtgio
aquel miserable polvo
humano arrojado de
este
suelo, oye hablar un .,
castellano arcáwo, qne produce
en
el
ánimo
dulce
y
melancólicl\
sorpresa,
cual
si
oyera
u~
eco de la patria pasada y muerta, que ·aun
después
de
cuatro siglos
lanza
desde el fondo
" de la
tierra
su
gemido.
Los
hebreo.es'paf?oles,
la mayor parte
dégener~pos ,
I
C9Dservan
la
lengua de sus mayores,
y
leen sús oraciones
. en
108
libros
ra~inico.s
impresos
,en
nuestro
idioma. Subsiste en ellos el
.s,mór al
suelo
an–
tiguo que no
han
de
vol ver
á-
vel~,
y
lo lloran
C01110
lloraban
hace dos mil quinientos afios
sobre los
ríos
de
'Babilonia.
En
los judíos
ricos
no
se
conservó tanto esa costumbre.
Los Spi–
nOzas
amaban, sí" aqueHa triste
memoria
de
la perdida
patria
mad rastra; pero ,Esther la
aborrecfa
de -todo
coraz,óD,
exceptuando tan
sólo
la
lengua,
que
cultivó
con esmero
y
en –
setió
á
todos
sus
hijos.
No profesaba
~u
religión
con
ent usiasta fer–
vor,
pero' sí
con
lealtad ,_es décir, con
un
sen –
timis'nto -dulce
y
firme; más que devoción ,
respeto
á
los mayol'es, amor al nombre
y
á
la
historia
de
úua
casta
desgraciada ,
Esta
era