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x~
'{Ir .
,
La
madre
y
el
hijo~
En' la,noche del Viernes Santo, la madre
y
el hijo, hallábanse juntos -y solos en la habita-
r' '
ción de
éste.
Sobre
-la mesa,
"en_la cual
apoya..
ba su
codo Daniel, había una
lá.mp~ra.
Esther,
sentada en un sofá
j
unto
á
la pared, miraba
9.
su hijo
.e~
silencIo.
P~r
la disposición de la
pantalla, el rostro de Daniel estaba inunda10
de luz,
~t
de su madre en
la
sombra.
',Si tu
~erquedad...:...-dijo
Esther en ' alemán"
con
serena voz, -no cede, como espero...
si
I~
. autoridad de
tu
padre,
la
mía, tu dec'oro
y
la
fi~elidad
que debemos
á
nuestra Ley no signi–
fican-nada en
tu
espíritu, padeceré desde
ma–
llana
el más
grande dolor de
mi
vida, porqu&
mi
querido hijo primogénito h·abrá muerto.
¡
-N~,
madre: esto
no es
morir-dijo
Mor–
t on
lúgubl·emente.-Ql1iero resucitar
á
esa
po–
bre mujer
que
adoro .
Lo he
decidido,
después
de meditarlo mucho.
He
for~ado
un
propÓ–
sito que
ninguna razón , ningún afecto podrá
detener.