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GLORIA
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terio y el
pa,l~
de .1a bandera del Consistorio), :
. -preg'lotándolesl0 que dese&ban; confinando "
á
sus ehicos
á
lo
má~
remobo de la casa para
.
I
que no hiciesen ruido;
~menazando
con 'un
palo
·á
su esposo para que no ·'osase imporitu–
nar
á
las forasteras con 'sus sandeces;
dispo~
.
í .
niendo comida, transportandQ muebles ... ·
. Al :anochecer entró Teresita' la !\lonja, apra-
. eurada,
jade~nte,
sin perder po.r esto ,el brillo ,
metálico de su faz, y al poco rato 'vióae llegar
el ·abultado pecho,
viéronse ' la~
morenas ,faccio–
nes de la ·
Gobernadora de las armas,
sudorosa
y
fatig,da por haber segurdo
á.
la. procesión en
todo su trayecto.
.
cEsta noche no
voy
á
las La'mentaciones-;–
dijo Teresita quitándose el manto.-No me
muevo de aquí hasta ver en qué -para 'esto. .
- -Es la madre del judío-dijo la
Goberna–
dora.-
Esa voz se ha corrido por el pueblo. No
se habla de otra cosa.
Di~en
que viene tam–
·bién
á
convertirse.'
, . - Estaban en el comedor de,la casa, y habían
I
mandado
á
los
CblCOS
y al padre á las Lamen–
taciones para que no alborotasen.
cPero esos Lantiguas, esos Lantiguas, ¿en
qué están pensando?-dijo Teresita.-No qu!e–
ro acordarme del escándalo de esta tarde.
- Yo me quedé muerta al verles juntos en el
I