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B. PÉREZ GALDÓS
"
tos, es decir, .cuando son
vergonzo~os,
porque
si se trata de alguna limosna,
ya
lo cacarean
.bien. Hasta· los periódicos
de '
Madrid han de
traer un. parrafito. Ya sabemos
que D.
Silves–
tre es el que manda á lo.s papeles de la Corte
esas recetas. No
sé
por qué .no puso: cEn la
noche del tantos de tal -mes la setlorita Dofta
Gloria de Lantigua,
alias
la perla de Ficóbri-
. ga,
sobrina del Eminentísimo ..setior Cardenal,
dió á luz un nifio robusto, aunque sietemesi-
- .' no, ' hijo de padre desconocido, aunque se su–
pone que será
de
un
Judío
á
quien escupió el
mar en Ficóbriga,
y
fué aposentado en casa
de .Lantigua para edificación de los cris–
tianos.» .
.
.
Las dos amigas soltaron la
risa.
Siguieron hablando. Sus lenguas eran tres
hachas
y
ellas tres iroplaeables lefiadoras.
Hallá.banse en lo más sabroso de su sabrosf–
simo chismear, cuando entró Sansón
á
decir al
. ama de
la
casa que
la
sefiora de MOl'ton quería
hablarle. Partió con oficiosa diligencia Isido–
ri ta después de quitarse el delantal de
CociDa
para presentarse decentemente, y halló
á
la
madre , al hijo
y
á la sefiorita de compat1fa
sentados alrededor de una
mesa
en que
ha fa
periódicos
ingleses. La
ctitud
de Daniel
er
tranquila, si
bien
e llservaba en su fisouowí