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244
B.
PÉREZ
GALDÓ8
. DO
lejos,de él .estaban, mientras
D.
Buenaven.
tura se .apresuraba
á
saludarlas con hidalga
cortesanía.
/
.
. cEsta buena seflora-continuó Su Eminen-
cia,-esta buens 'alma .que
á
la sazón pasaba,
tuvo la bondad de -ofrecerme su coche,
y
yo
abusé de su finura aceptál:ldolo. Dios
S6
lo pa–
gue...
¿Y
~ué
novedad hay por
ca8a~
querido
hel~mano?»
':"' 0·'
El
t\lguacil,
no·
atreviépdose
á .
meterse
con
las sefioras desde que las vió tan mano
á
maDO
con los Lantiguas, se' ocupó, en apartar·
á
108
chlcos que rodeaban al Cardenal besuqueán–
dole la mano
y
estorbándole-el paso.
cGran' novedad
en
c8Sª,-dijo
D. Buena·
ventura.
-¿Hay
algún enfermo? . '
-No: todos buenos. Gloria un poco delica-
da , bas tan te ' delicada; pero ,es seguro
que
ahora se repon drá en breve tiempo.
Asf lo ha
dicho el médico.
-Sefiora-dij o Su Eminenéia
á
la viajera ,
-ruego
á
ustéd que si se detiene en ¡'''icóbri·
ga, acepte un humilde hospedaje en mi casI!.
-Gracias-repuso con afabilidad graci
la dama,-muchas
gracias, setlor Cardenal.
-Pues no quiero que ignores más tia po
este fausto
suceao-dijo
D. Buenaventur . -