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GLORIA.
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y
criadas,
~ifta8
y
viejas" tod,ss con los
ojo,
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encendidos
de , llora~;
pero 'alllegsl'
á
la plaza;
ni ,
nlu'a
sola' dejó de encontrar más interesa,nte
que todos los pasos ,el balcón de I.J,aritigua,
y
un
l~ümor
de comentarios
y
una oleada de cu- '
chicheus
eor~ieron
por la superficie de, aquel
mar de gente. '
Tras el segundo paso' iban
~ los
penitentes,
hombres que habían ' venido de ' inmediatos
pueblos
á
visitar
el
monumento
y
á-exprar sus
culpas mediante
el
t.r~nsporte
de una
gr~nde, Y,
'.pesada cruz. Iban con el santo lefio
á
cuestas,
y
vestían-la tradicional hopa negra con capu·
ch~n
calado, sin ning!Ín resquicio por donde '
se ,violase el incógriíto, ni.más ventilación que"
los dos agujeros por donde daban luz
á
sus
ojos. También ellos;
á
pesar de hallarse acon–
gojados por la memoria '
de~
las faltas que ex–
piaban sudando la gota gorda, mirarbn por
sus espantables claraboyas al balcón de
Lan- "
tigua.
Venía después el' 'Crucificado, y por fin la
Dolorosa, y alrededor de ella estaba lo
m~s
no-
;table del pueblo. Los seftOl'es alcurniados lle–
vaban las varas del palio, que iba detrás, como
de respetoj seguía el clero, y por último el
Ayuntamiento
~on
la banda de música
y
la
media companía de carabineros. Marineros
y
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