GLORIA
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emoción viva. 'Rogó Serafinita
á
'lá
'joven
<t.uediese
\lU
paseo por la -habitación, , lo que ella
hizo de muy ,buen' grado, a:dmirando .des,de el -
balcón la-espléndida maí1ana.
, «¡Qué hermoso díal-exclatnó.---;Paréce
que '
en días así no puede menos ,'-dé pasar algo '
grande.
/
....
,
-
, -El día,- querida sobrina-dijo la señ,ora, '
-está lleno de la' sagrada memoria 'que hoy /',
celebra la Iglesia. ¿N
0 -
ves en ,la ' N
~turalezf
' _
.
.
.una especie ,de atención sole'mne"
~n recogi~
,
miento grave
y
plaQentero,? Hoy éelebramos
.-'"
la- muerte
'y
la vida, la muerte corporal del
,
'
que espiró por darnos la vida ... Yo leeré.»
(
Serafinita se colocó junto
111
altar,
y
po–
niéndose las antiparras que su fatigada vista
exigia, empezó la hermosa lectura, mientras
Gloria to'maba asiento en un sofá junto al
balcón. Empezando por los Maitines
y
Noc-
-
.
/
turnos, que son los oficios llamados
Lamenta-
ciones,
y
que la Iglesia canta en la tarde del
día anterior, leyó el Salmo: cSálvame, ¡oh
Dios! porque las aguas han entrado hasta el
alma. Estoy hundido en cieno profundo,
y
la
corriente me anega. ,Cansado estoy de llamar!;
mi garganta ha enronquecido. Han desfallecido
mis ojos
esperan~o
á mi Dios ... Dios, tú sabes
mi locura,
y
mis delitos no te son ocultos••