I
GLORIA
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aftadió la. mística..-La inagotable bondad del
Amado se te reveiará bien pronto. ..Oirás sa
vo~
en tu interior; fe verás allá en lo profun–
do
y
en lo más negro de tu .mirar, cuando cie–
rres los
ojo~
en la dulce o-ración. ¿Cómo no ha
de concederte lo que le pides, si le pides un
nuevo triunfo para su Iglesia? ¿Qué premio
más digno puede ambicionar un alma consa–
grada á Dios?
e
Se1101', le dirás, trae
á
·tu seno
á un sér que me fué querido
y
que
t~ene
la
desgracia de carecer de .la verdadera luz.
~
.,
-El 8e1101' me oirá-dijo Gloria cruzando
las 'manos.-Tía, querida
tía,
mi alma se llena
repentinamente de fe; en mí ha entrado úna
luz prodigiosa; siento como una gran lluvia...
Soy otra... Suena dentro de mí una voz como
el trneno ..• Me
pár~c6
que Dios me dice:
Sí,
sí, sí.
-Sí, sí, sí-repitió la predicadora con exal–
tación que rayaba en delirio.-
Y
se salvará,
abominará de su execrable secta,
y
entrará en
el Paraíso.
~ -
La piadosa sefiora, que había estado tantos
meses predicando á su sobrina las excelencias
de la vida ascética, y agotado había todos los
argume tos, todas las razones, todos los so–
fismas siu conseguir nada, lograba al fin su
o
~eto:
¿cómo? tocando Ulla fibra más seusi-