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B. PÉREZ GALDÓS
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,
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delirio,
c~all:do
oyó
á
BU
tío pronünciar estas
palabras:
'
(
. 'cQuerida Gloria, querida her'mana, tengo
el más
~ivo
placer al anunciar
á
entrambas
que nuestra .santa
~eligión
ha hecho hoy UDa
gran conquista. El ·Sr. .Morton, que está pre–
'sente, , abraza
~l
catolicismo.»
, El éfecto ' de estas palabras
fué
tremendo,
. "como la voz de Jehová en las lalturas' ..Gloria
y
-
.,/
su
tía eran dos estatuas.
.
«L¿
que mi ilus'tre,
a.mig~
dice---manifeetó
D.aniel,-es verdad. Al tOlDar esta resolución
he creído deber anunciarlo á quien puede va..
nagloriarse de ser el ángel d.e mi conversión.'
.Nada hay más glorioso ni más digno de re–
gocijo para el cristianismo que la entrada de
un infiel en el reino de 'Cristo;
y
sin embargo
de esto, Serafinita,
que
era, como hemos vis–
to, una especie de candidato
á
la perfección
cristiana, experimen tó el1 el primer momento,
después de oída. la plau sible fiueva, una. con–
trariedad vivísima. Esta contraloiedad, justo
es decirlo, pasó como un relámpago, porque
la rectitud que moraba en el espíritu de la
buena seilora ocupando todo el lugar que le
permitía la exaltación mística, estableci6
el
dominio del Verbo, de la razón univer8al,
Ó
sea de la
luz verdadera que alumbra
á
todo hom-