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GLORIA
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Todas las fuerzas de mi espíritu no pueden
oblIgar
al
pensa-miento
á
que se convenza de
tI
ue
un
hijo
desvalido debe estar separado ah–
Bolutafnente de ,la madre que le dió el sé!',
~e
que
eso no es una violación del las leyes
más
santas, y de que Dios aprueba
cru~ldad
tan
grande.
, ,
-¡Oh,
hija
mía;
expresada de -ese modo tu
qnereHa, parece razonable! ¡Qué
hO,~'l'ible
cosa!
1
Sépu
liS1'-
á
un 'bijo de su madre, privarle
á
él
do Íns caricias
y
de
108
cuidados de la que le
llevó en sus entrafiasL .. ¡Quitarle.'á ella el goce
más
pur~
y
el afán más legítimo que en
hum~
..
no corazón puede existir, después del amor
.Y
del goce
de
Dios! ... ¡Qué barbariel En efecto:
'dicho así, parece el caso presente un ejemplo
del más fiero
y
despiadado rigor. "
- Es verdad que lo parece, '
¡ayf
-Te tengo lástima, la compasión más viva
que se puede tener por una criatura-dijo Se- -
rafinita apartando su mano del pecho de la
joven, como una divipidad que retira su pro–
tecci6n.-Hablas
y
piensas vulgar
y
torpe–
mente con las vanas ideas de los soberbios .
No
penetras el sentido de las cosas, porque no
eres sencilla
y
ht1mil~e
en tu criterio, porqne
no tienes el desprecio de tu propio
ju~cio,
que
es lo que conduce
á
entender las más elevauas
,1.
/
,-