GLORIA
91
'.
'f
~
_.---...... ,
-----~ ~
según él, ni rechazarle con aquel
horro~
pro–
pio de
'las
concienci!\s .varoniles,
ni. eDgafia~le.
Pero
dos ó tres:"' rap,8zuelos
á
quiene-i pidió
\
'..
auxilio, saltaron dando
~larido's
á
l;astapte
dis-
tancia,
y
tomandó piedras del /suelo sa i ns arro-
.
.
Jaron.
Se"guía la noche, la obscuridad, el desampa- .
ro,
y
con esto el cansancio del pobre-extranjero,
á
quien mortificaban terriblemente' el h{lllibre . -
y
la sed. Después de haber recorrido
todas. l~s
calles, encontró en sitio solitario
á .
u~a
nina
que venía
cántand~.
Dirigiéndose
á
ella le pre–
guntó por una posada que no
f~lese
la
de
M.
Mirabeau.
L~
niña, más ignoraD te ó más
humana, le sEfíaló la 'calle ..inmediata y una ,
puerta donde la seca -rama marcaba la exis-
, teucia de una taberna. Morton gratificó
á
su '
salvadora,
y
acercándose ' vió las azules letras
d{' un
tarj~ton~illo
que decía:
Posada.
Eu la
taberna resonaban broncas voces' de
marinos. Acercóse
á
un hombre con mandil
que estaba en la puerto,
y
pid~.ó
alojamiento.
~~l
hombre, después de observa rle fijam.ente,
d1jole que subiera,
y
ambos emprendieron
as ~
ceusióll
muy
peligrosa por una-escalerilla.
e
Gracias-decía Morton para si con gozo,
- gracias
á
Dios que no me han conocido . ,
Pero al llegar
á
una 8aln alta, donde habia