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IX
El l\laldito.
Toda la tarde estuvo Daniel Morton
'dete~
.
.
nido en
~l
Ayuntall:liento; pero después de
~,nochecido,
D.
J
uar) Amarillo fué en persona
á
darle libertad
par~
que buscase. alojamien- - .
tOe
Parece
incomp~ensihle
á
primera vista tal
generosidad,
y
la explicf:l-ción más razonable
ef3 que nuestro celoso .alcalde no llevó más
adelan te sus rigores lnovido del singular respe-
~o
que intunde
á ,
los avaros , la riqueza de los
dem~s,
.cuando ·es ·considerable. Sabiendo, co-
mo sabemos, cuál era la religión de D. Juan
Amarillo, 'fácil nos es 'comprender el prestigio
que
á
sus ·ojos, debía tener el que poseía} al
de~ir·
de la
gent~, . fabulos3~
é-
inagotables
ar-
cas de dinero. Para ciertos ricos, que ven en
el pobre un
gu~ano,
el más rico
e~
una espe-
cie de Dios. Además, el grande horobre de
Fi–
cóbriga, en q uien se acordaban maravillosa–
mente la afectación con la astuciay la vanidad
con el positivismo , l'azonó del modo siguiente:
cEste hombre, que enlre los suyos es de
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