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'52
B.
pjREZ
GALD6s
cómica
gr,ve~ad
tirando de la oreja
al,88no.-' -
Aquí hay
algo. Cuando
yo
digo
qu~
este
'ber-
gante tiene
ma.las mafias...
,
-Hermano
Cachol~r.o-,
dijo T.eresita,-há–
, game
el
favor de tomar ese ramillete
y.
poner–
lo
sobre una silla. Yo no lo toco con
mi:::
· manos.
-Ni
yo.
-Pues ni yo.-
El
sacristán,.que había salido llevándose ];
botellas, volvió sin ellas
y
dijo en v,oz baja:
«Ahí
está la sefiora Doña Seranna. Viene
. ' ver cómo
ha
quedado esto.
- ¡Qué
á.
tiempo llega!
¿En
dónde está?
· . -En
la capilla rezando.
-Voy
á
hab~arle .
Sigan
usted.escolocaud .
los ramos de trapo" ordenó
la
Monja.
Pero las dos amigas no podían tenerse fáci l
mente
en
pie.
En la
capi lla, de hinojos,
d~votamente
hu ·
millada ante el altar de su familia
y
junto
t\
· los sepulcros donde reposaban
BUS
iluE'tres
sn
tepasados , estaba Dofia Serafina de Lantigua.
N
o vió acercarse
á
la sefiora de Amarillo, que
pasó lentamente por la puertecilla de arco es–
carzano,
y
se
fué
acercando poco
á
poco,
más
como quien resbala que como qui en anda.
Cua do silbó la primer palabra de su saludo al
.
-