,
- .
-
;
B. PEREZ GALDOS
I
"
~-~--------------~------------~---
rás cansada,' le dijo
D.
Buenaventtira al darle
el ,agua bendita.
.
.
-En aquel
in~t~nte
empezaba
la-
sublime
ce–
retponia de la bendición
~d~ i~é
palmas, y el
coro can/taba:
H,osanná~
filio
, Da1Jid~
Benedic–
tui
qui
venit
in
nornine
l!rJmíni.¡Oh
Rex
Israel!
. Hosanna in excelsis.
/
--
"
. Resonaron
,e~tas
palabras en el alma
d-e la
joven
con atrónador llamamiento" y ,se ,sintió
confundida an,te unn superior grandeza. Detú–
v(js~ ju~to
á
la pila de agua bendita 'sin poder
dar. un paso.
n:
Buenaventura~
tomándole la
mano, le dijo:
. e
Si quieres , ven conmigo al
alt~r
mayor
para que veas el Salvador, puest9
ya
en
8U8
.
--
'.
anqas pal'a salir esta tarde.
-No,
no qQiero verle,' repusO' Gloria con
súbi to terror, dejando caer
la
cabeza. sobre el
pecho.
D. Buen aven tura, al tomarle la mano, na.
*óla fría y temblorosa.
c¿Qué tienes? .. ¿Estás mala? .. Siéntate•••
Yo voy
á
sen tarme en los bancos del centro.
Vete
á
nuestra 'capilla.,
E l
subdiácono había empezado
á
cantar
la
dramática relación del
Exodo:
e
Y
Ilegal
u
á
Elim, donde habia doce fuen tes de
agua
y
se–
te
t
al eras;
y
aseu ta ron alJí j uu to
á
Jas