l.
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B . PÉREZ GALD6S
..
- Te
oculté
mi religión-dijo-Morton soro;
briamente.~~sa
es, mi culpa.:
- ¿Por
qué
has ocultado tu
religión?»
pre–
guntó
Gloria in corporán dose con
viveza.
Sus
n egros ojos echaban
llamas. _ '
" e
Por egoísmo, por temol- á q
ne
n~_
me
ama·
ses-replicó Dan,iel con timidez
y
sumisión.–
Yo no mentí:
no
hic~
más,que callar; pero
re–
conozco que.-calla r fué gran falta.
-¡Infamia, infamia! No: es mentira...
~afir
mó
Gloria
desesperada .- Tú no
puedes tener
fa
en
esa doctrina.
- ¡Quizás más
que
tú
en la
tuyal
-Mentira,
mentira-replicó la
jov~n
de
r~ ,
dillas
en
el
suelo
y
retor ciéndose los brazos.–
Si
fueses
tú
israelita , es
imposible 'que yo
te
. hubiese querido.
¡Ayl
parece
que
la
lengua
88 .
me quema al
decir
es~
pa lab ra •.. ¡Si
el
nombre
solo de
tu
religión
es
una. blasfemia!. .. ¿Es
pn–
sible, dí, que no creas 'en Jesucristo, que no le
ames? •• Si esto es verdad ,
¡qué
horrible eliga-
110,
qué
vida
tan espantosa, qué rouerte de las
~
muer tes!
¡Creer yo
en
tí
de ese modo,
am~rte
adorarte,
y
cuando pensaba vivir unida
á
ti
para
siempre,
descubrir, Dios mío, descubrir–
me
tú
mismo
este horrendo secreto!. .. ¿Por qué
no escribiste en
la
frente tu creencia
infame?
¿Por qué
CURlld·o
me viste
correr hacia
tí no
.
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