\'
-""'
\'
-""'
I
• j
308
B. PEREZ GALDÓS "
-
--------------...........,,--~
imposible,-afirmó
el
extranjero con
sombrfa
resoluciÓn.
\~
-Entonce8.~.
dí,
¿qué
palabras
hay
para
vituperarte? ..
¿Cuál es
mi
suerte ahorá? ••
Veo
que
en tu
religión
no
hay
conci~ncia.
-Puedes leer
en la mía
como
en
un "libro.
-No hay la
admirable
virtud del
arrepen..
timiento.
-Si
éste es
el
dolor
y
ia
vergüenza
que"
( causa el
pecado, -
yo
puedo decir:
cS~fior,
es–
toy encorvado, estoy
hu
millado
en
gran
ma–
nera ... mi
dolol~
está delante
de
mí continua...
mente._
~
-No
hay
abnegación,
nó
hay
la
confesión
de
las culpas.
-Sí, porque
yo
digo: •
Mis iniquidádes han
pasado mi
cabeza: como
carga"pesada se han
agraviado
~obre
mí.
Por tanto,
denunciaré
mi
maldad, congojarét:ne con
mi
ptWado.'
" -¿Dices
que
lea
en tu conciencia?.r--J'epitió
Gloria.-No~
no
puedo leer
Dsda"
en ella.
Todo
)0
veo obscuro
como la
noche,
éOIDO
en mi
infamia, como estas tinieblas en que he caído
para.
siempre. Arrodíllate
delante
de
ese Cris–
to,
y
creeré
cuanto me
~digas.
-N
o
delaqte
de
ese profeta crucificado,
"en
quien
no
creo, sino delúnte de
tí,
á
quien ado–
ro,
me
humillaré-dijo
l\1orton
arrodillándose