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GLORIA
30~
-
•
y
besando las manos de Glol'ia.-:-¡Que
mi pa–
dre me maldiga
y
me arroje de mi casa si no
te
muestro ahora
mi
conciencia
toda, tal
como
es,
y
si
te oculto mínima parte '
d~
la verdád!
~
o te
vi,
y
desde qhe
te
vi
te amé.
Creí
des~e
.luego que
~i
naufragio era providencial
y
qae
Dios te destinaba á ser mía. ¿Quién
sabe sus
designios? ¿Quién lee en su libro?
Mi
cpeencia
en
El
es grande
y
fuerte; en todo le
v~o,
y
cuando falto á su ley, más terrible, pero más
claro se me aparece.•• Hice para
tí
un miste ..
rio de mi religión
y
procedí con egoísmo, por–
que conociendo el horror que inspiramos
ti
los católicos, no quel'ía
destru~l'
con una pa.
labra
la
felicidad de que inundabas mi
alma.
Sabía'que no podías amarme conociendo mi
religión, y callé..• Cuando quise hablar, ya __
no era tiempo: te quería delnasiado, estaba
cogido en las
~des
de un insensato
amor;
mi
vida toda dependía de
tí
en el alma
y
en
el
cuerpo,
y
descubrii'me equivalía
al
suicidio..•
Entonces pensé en los medios
para
conseguir -
una unión perpetua contigo; pero_el problema.
religioso me espantaba, me volvía loco, me
aturdía más que los mil truenos del Sinaí
y
que todas- las venganzas
de
Jehová... Al fin
comprendí
que
no ,
había
solución.
Nuestro
:.mor
era una contradicción
horrible
entre
I