./
./
,
\
-
.
.
-
. 178
B.
PERBZ : GALn6s '-
----------------------------
pOS; 'pero al entrar elste siglo todo est'aba ya
carcomido. Espada, comó la
'mujer
ret;lcIllosa
de que habla el
Eclesiastés,
es' ahara un teja-
'do con múchas goteras.
\
---No admito eso de que no hayam,ostenido
revoluciones-dijo D.
J
uan.-Las hemos teni–
do superficiales
y
pro'fund~8
en
e~
oí'den pqlíc-
1,
tico; pero
¿y
la
irrup~ión
de libros, yJa tralls..
~'
formaci~n
social, esas oleadas de soberbia, de
amor al lujo, de concupiscencia, de materia-
. lismo que nos
vien~n
dé fuera?
- Veo que muchas eosas que en otras pare'
tes
hac~n
poco daño, aquí envenenan.
Siri dú·
da el organismo moral de Espafia es tan en–
deble como el de aquellos seres enfermizos
y
nel'viosos, qU:e se emponzoftan
~óio
con el olor'
del. veneno.
' '
-¿Con el olor•.•
?
~Sí;
porque de -los inmensos progresos in–
dustriales, del lujo, del colosal aumento de las
riquezas, del refinamiento material, ustedes
no tienen más que el olor. Espafi,a, por lo que
veo, no
pued~
vivir sino metiéndose dentro
del fanal de su catolicismo para que nada la
toque ni contamiue, para que ni átomos si–
quiera de lo exterior lleguen hasta ella.
-¿Y
qué le recetaría usted?
-El aire libre-dijo Morton
COD
energía,