,
.
,
B. PEREZ GALDOS
tantos
e.sfu~rzos
debe hacer para
nut~ir8e,
para
llenar de sañgre vig,orosa ,sus venas, por donde
corre 'un humor tibio
y
desQolorido, no está en
disposición , no, \'de convertir
á
nadie.:t
I
B:reve rato estuvo D. Juan de
La~tjgua
sin
dar contestacióJ;lj pero al fin, con cierta
seque~
dad, muy ' propia de su carácter, habló así:
e
No as-eguro yo
qJie
mi país sea hoy el más
piadoso del .m'Undo. P9r desgracia no le falta
á
usted razÓÍl -eq parte de lo que ha dicho; .pero -.–
creo que sl
~iguiéranlos
discutiendo,
ballaría~
,-
mos iguales Óquizás peores
'seil~les
de descom-
po~ición
'en .ótras
tferr~s
q\le usted
me
p~ésen. tará como modelo. ,Hay aquí !tombres perver–
sos, hay hombres indiferentes en grandísimo
' número; pero t enemos intacto -el tesoro de
nUes tra doctrina; conservamós la semilla, y
un
período de protección del cielo puede,
h~cerla
fructifica~.
En
nied~o
de
~~
torpeza y fri volidad
que por todas partes se ve, existe pura y entera. .
la fe, no dailada ni podrida por los
~r~ores,
y la
~
fe ha de triunfar,- la fe ha de dar resultados de
virtud, si no hoy, mañana.
:tDeploro los desórdenes de mi patria; pero
DO
los creo irremediables como la muerte, co–
mo la podredumbre que constituyen el fondo de
otros países bajo engafiosa cubierta de prospe–
ridad, de orden! de brIllo artístico, industrial,