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,
r
..
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B. PÉREZ GALD6s
días no se .presenta ocasión de pl'aeticar la•
obras de misericordia••
.
El
náuf~ago
miró su.cesivamente
á
D.
Angel
y
á
Glori& ~
conforme
el
Sr.
de
Lantigua se los
presentaba,
y
después,
tomando
,la
mano
de
éste,
la
oprimió contra su pecho.
\ .
. «El
que sigue
la
l1~isericordia,-dijo,-hallará
vid~,
justicia
y
gloria.
~
D.
Angel repitió también en latín esta-
sen–
tencia de Salomón ..
'. cAhora-dijo el
Sr.
de
Lantigu~,--descanse
:
ust~d, seti6~
•.• ¿Cómo es el nombre
de
usted?
'-Daniel.
~¿
y
su I;tpellido?
{'
-Morton.•
Al
decir su nombre, el extranjero añadió
ardientes·
y
car ifiosas expresiones de gratitud.
Les devoraba
á
todos gozosamente con los
ojos, ' .como si
fu~ran
apariciones celestiales
que su'cedían
al ,
horror
y'
á
las tióieblas
de lo. .
muerte.
'
.
!
•
•
I
cEsto que hemos hecho-dijo
D.
Juan,- "
no
m~rec~
n i alabanza
ni
a~l'adecimiento.
Es
lo
más'
sencillo
y
fácil que nos ha mandado
Jesucristo.•.
Pero
usted tomará algo.
Gloria~
haz preparar una buena colación para este ca–
ballero.
Ya
comprenderás
que no·
debe
tomor
cesas
pes~dasfo
.