con su experiencia geogr6fica,
alegando, para desvanecer ta–
les hipotesis, nada menos que
el soroche
(1,
19) . El aire, en es–
tas regiones, es de tal sutileza
y e<viene a ser allf tan delgado
que es casi incorporeo o a lo
menos no tiene la densidad que
pide la respiracion». El Parafso
no pudo estar en sitio de temple
tan riguroso y «frigidfsimo», dice,
acord6ndose seguramente de
su estada en Potosi.
Su primera batalla dialectica
es contra los autores que hon sos–
tenido la existencia del Parafso
en regiones ultra-terrestres. Antes
de destruir a sus enemigos reales,
Leon Pinelo se encara con los ri–
vales incorporeos y alegoricos,
que son los m6s diffciles de ven–
eer en una justa teoretica. Varios
capftulos de su obra se dedican
a impugnar a los autores que
sostienen que el Parafso estuvo
en una region indecisa como el
mismo Parafso, como son los que
afirman que el Parafso estuvo en
toda la Tierra o que estaba en la
region de los Hiperboreos o en la
de los Campos Elfseos. A Pinelo
no le arredran las conjeturas y las
leyendas. De la mono de Olem
Licio, Melampo Cumeo, Strabon
y principalmente de Pausanias,
recorre todo el mundo griego,
para llevarnos a la amena y
deleitosa region de los Hiperbo–
reos a la que hizo eternamente
dichosa la estancia
y
las 16gri–
mos de Apolo, cuando Jupiter lo
desterro del Olimpo, Pinelo resta–
blece con clarividencia triunfal,
cu61 era la ruta de las ofrendas
que los Hiperboreos enviaban
al templo de Delos, las que eran
entregodos a los Rifeos y a los Ari–
naspos y estos, las pasaban a los
Joyas de la Biblioteca
DON ANTONIO DE LEON PINELO (1596-1660) Y SU OBRA
«El
PARAISO EN El NUEVO MUNDO» (1650)
DOCfOR!S
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ante Pinelo, una vasta
obra
de doctos consagrodos.
como
el autor def libro
que aquf se recofe
Doc
tons Francisc1 Carasco de/ Saz.
opera omnibus 1uium sc1entioe
studiosis,
Madriti
1648
lsedones, los Scitas, a la ciudad
de Sinocopea a Pras10 ya Delos.
jL6stima es que Aristeo Procone–
sio, que estuvo en los lsedones
no recogiera m6s noticias de sus
vecinos los Hiperboreos! B6ste–
nos saber, sin embargo, que en
aquella tierra clementlsima a
la que Pinelo niega los honores
del Parafso, los dichosos
y
nunca
vistas Hiperboreos vivfan en una
region templada
y
dulce, sin co–
nocer discordias ni enfermeda–
des, tocando
y
cantando, pues
todos eran citaristas y longevos.
Y cuando se cansaban de vivir,
coronodos de fiores se arrojaban
al mar, que les servfa de tumulo
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