RAUL PORRAS BARRENECHEA
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Occidentales, que es lo que el
autor llama el
Comentario def
Para/so,
y el cuerpo y adorno es
la descripcion de las riquezas y
grandezas de las Indios, o , lo que
el autor denomina la
Historia Na–
tural
y
Peregrino de las Indios.
La
obra consta, pues, de dos partes:
una, de disquisicion y dialectica
pura, barroquismo mental y suti–
leza quintaesenciada de filosofos
y geografos antiguos; y la otra,
realidad viva y esplendorosa, vi–
sion radiante de un nuevo mun–
do visto con los lentes de hiper–
bole de un cosmografo saturado
de textos medievales.
La Primera Porte, salvo su cu–
riosidad
y
su estilo de epoca, es
casi inutilizable en nuestros dfas
y solo puede leerse dentro de
74
Del c e/ebre viajero
Charles Wiener,
estos cactus
gigantes, apun te
de/ autor en Marca–
Huamac huco,
en,
Perou et Bolivie;
suivi d ' Etudes
Arc helogiques et
ethnographiques.
Mos
de
11 00
grobados,
27
mapas
y
18 pianos: Paris,
Hache tte, 1880.
un 6nimo de amenidad yen–
tretenimiento semejante al que
podrfamos poner en la lectura
de un libro de caballerfa. Todos
aquellos autores cuyas citas lie–
nan de gravedad etimologica
las m6rgenes de libro -Goro–
pio Becano, Benedicto Pereria,
Guillermo Hamero, Ariano Nico–
mediense, Filostorgio Arriano, Al–
vino Flaco Alcufno, Jacobo Go–
tfredo, Niceforo Calixto, Piteas
Masiliense, Lactancio Firmiano,
Ulises Aldobrandino, Celio Ro–
ginio , Bridefero Ramesiense ,
Gotardo Artus, Rob6n Mauro,
Jacobo Cenoxen Buscodunen–
se y Pedro Ciruelo lprocense, y
otros de inextricable memoria–
traen a la imaginacion los nom–
bres de los heroes de los libros
de caballerfa y se nos aparecen
mentalmente como los Amadi–
ses, Esplandianes, Palmerines,
Cirongilios de Tracia y Felixmar–
tes de Hircania, de la erudicion
patrfstica y medieval. Y algu–
nos, de los predilectos de Leon
Pinelo, fueron efectivamente
fantaseadores o visionaries
como el exaltado galeno anti–
erasmista Julio Cesar Escalfgero
(1484- 1558),
el fraile valenciano
Maluenda (
1566- 1628)
autor de
un libro sobre el
Anticristo
y otro
De Paradiso Voluptatis,
el visio–
nario trances Guillermo Postelo
(1505- 1581 )
viajero en Tierra
Santa y como ese medico fla–
menco, favorite de Pinelo, Go–
ropio Becano, que quiso prober
que Adan hablaba en alem6n
o lengua teutonica.
Leon Pinelo, va a probarnos
con tal elenco de autores, que
el Parafso Terrenal no estuvo en
el Asia sino en la America Me–
ridional, «que hoy, tomando
el todo por la parte, se intitula
Peru». La posicion de Pinelo al si–
tuar el Parafso en la cdberica Me–
ridional», es, sin embargo, mu–
cho mas circunspecta y realista
que la de sus antecesores. Ya
Orfgenes, peligroso poetizador
y foco de alegorfas hereticas sa–
bre la Escritura, reprobado por
San Agustin, San Basilio
y
San Je–
ronimo, pretendio considerar el
Parafso Terrenal casi como una
d ivina met6fora realizable en
el Cielo Tercero. Otros coloca–
ron el Parafso cerca del Cielo
de la Luna , en la «region me–
dia del aire» o en alturas como
el monte Athos, el Olimpo o la
Ciudad de Aeroton, donde los
hombresvivfan el doble de anos
que en otraspartes. Leon Pinelo
desbarata estas afirmaciones
Joyas de la Biblioteca