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Dina Páucar

MI HISTORIA MUSICAL

ació en una aldea de

Tingo

María en 1969

y

proviene de una

familia ampesina humilde

y

numero a. Llegó a Lima a

lo

10

año

escapando de su hogar. Trabajó

como

vendedora ambulante,

emoliencera,

y

a lo 14 años, iendo empleada doméstica, comenzó

a

cantar

en fiesta

y

locales de música folclórica .

Le

tomó

diez

año

alcanzar

el

trellato. Ha realizado vario discos en el

género

del huayno

con

arpa,

y

se

ha

convertido

en todo

un

fenómeno e

ícono

de

la

música folclórica peruana. Se le

conoce como

la

«Diosa

Hermosa del Amor».

primeros recuerdo mu ica le me vie n en de

e cuchar el arpa y la voz de mi padre , quiene eran

mú ico . Aunque yo na í en Leoncio Prado,

m~1y

cerca

i:&;___.

de Tingo María, ello eran de la

ierra, de 2 de Mayo,

una zona de huayno con arpa ha ta aho ra. Lo e cuchaba a

ello

emana tras emana, y de ahí me nacen la gana de er

como ello . Como per nas andina y provincianas, e tábamo

metido en e o, no e uchábamo otro tipo de mú i a má

que huayno. A medida que iba creciendo, empecé a e uchar

o tra co a , como El Cuarteto

ontinenta l, Lo Diablo

Ro jo , pero siempre e taba el huayno presente .

iempre

uch aba a Min a Gonzále y Torito

anta Cruz, Alicia

Delgad , Lu io y Tomá Pacheco, Elba Girón, Rubén Cab llo,

que en e o momento

staban en todo u apogeo. M i papá

compraba para u tocadi co

u

long-plays.

Recuerdo que

prim ro ruvimo una vitrola a la que había que darle cuerda

como un reloj. Luego e compró su tocadi c

a pila .

Yo e tudié el colegio en Tingo María. Desde pequeña me

gu taba participar en la funcione públicas, en la actuacione

del Día de la Madre. Recitaba poe ías o cantaba mis cancione ,

eran huainito

a

capella.

Era mi manera de demo trar que me

gu taba el arte. De Tingo María m

oy a la

ierra, al pueblo

de mi padre, que e

Illmachi o, un ca erío, un pueblo muy

chico, de una

e enta ca a . No fuimo all1 a raíz de la iolencia

y el narcotráfico. Igual, allí eguíamo escuchando huayno, mi

papá

y

mi mamá ya n

tocaban, p r

igua l

eguí a mo

e cuchando e a mú ica.

uando ya vine a Lima, llego al

allao,

una zona sobre todo al era. Ahí e cuché Óscar d'León, Héctor

La

oe,

1

Grupo

iche. Me parecía raro escuchar otro género

de mú ica, yo que e taba habituada al huayno con arpa, a lo

vi line andino . Era algo raro para mí.

Pero también en el Callao hay mucha gente provinciana.

En el mercado, cuando yo

endía, e cuchaba mucho a Lo

hapi , Vic

y u Grupo Karicia, Pintura Roja, pero obre

t do Lo

hapi . Así, fui con mi prima a un concierto de

V

1510 ES DE LA MODERNIDAD DESDE LO CHOLO

. HI TORIA, FOLKLORE. LA

MUERTE DEL l CA E

POMA.

BAMBA»

Wilfredo Kap olí

En

los bordados,

en

las «llrcllas»

o

vestimenra

de las mu1eres campesinas,

dencro

de estos atuendos

van incor–

porándose

temas

alusivos a la

inde–

pendencia. Igualmente,

acontecimientos

más

concemporáneos como

la guerra

con

Chile, especialmente

en

la sierra

central

ha

motivado

la

creación

de verdaderas

danzas

como

la de

«Los Avelinos»,

las

danzas de

la

«Maqtada• que

son

danzas

que mirifican y reproducen la forma

en

que los hombres

de

la

sierra cenera!

habían

resistido a los invasores chilenos,

esro

es,

que

ciertos

danzarines

representan

a

Andrés

A.

Cáceres y

otros

a sus

mon–

toneros,

guerrilleros, y la mujeres

o

-rabonas»

-que

actuaron en

la

retaguardia como apoyo a la lucha

campesina por la idencidad y por la

nación-.

Aquí

también

hay algo

sumamente interesante de

cómo,

por

medio

de

estas

danzas y

canciones, uno

puede

encontrar

que

en

el proceso mismo

de

la guerra, ya

en

los

términos

históricos,

el por qué la

gente

de la

sierra cenera!

parncipa por la patria,

la

resistencia

nacional, mientras

que

ocros

sectores,

criollos o urbano mvieron

una

franca

política colaboracionista

con

el invasor,

o

los hombres del

Ande,

de

orras regiones,

Ancash, Cajamarca,

o

Huamach1teo,

no

esmvreron 1gi1almente integrados

a

Cá–

ceres y a sus

montoneros

para resistir a los

chilenos.

Encontramos

así una serie de

razones históricas que al final de

cuentas

explican la

conducta

de ciertos hombres

de

una

parre del país

en relación

a los

(~

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