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28

tener que no ha.bia cfH!os·en que

su

uso pudiese ser

ventajoso?

Pnra dar mas peso á·su opinion, el Dr. Valdes refiere

que habiendo preguntado al Dr.

D. si los franceses adminis.

traban el calomelano en la dismteria,

este le

contestó:

ni

yo

lo !te usado, ni ningun médico

frances.

No

queremos

1lamar

á examen el mérito de esta cita: solo

noH

permitiremos

pre–

guntar

al

Dr.

Valdes si él cree

que la

única preocupacion

de que sean

capaces

los

francese5,

es la <le las sanguijuelas

y

del agua de goma.

En

l'Uanto

á

los

médico!'i ilustrados

que honran Ja

Francia con

sus escritos

y

con su práctica,

¿por

qué renunciarían ellos con un

no

tan

absoluto

á

las ven.

taja8

que <·ualquier remedio puede ofrerer

á

un prudente

y

sabio facultativo en cualquiera

enfermedad?

Hemos tenido

el

honor

de seguir algunos años

á

Dupuytren

y

Recamier

en su visita

del

Hotel-Dieu;

y

nos acordamos

que el prime·

ro de estos

dos ilustres facultativos administraba

una

ú

otra

vez en la disenteria crónica un purgante compuesto en que

entraba e) caloUJelano

(11);

y

el otro, si no obtenia calmar

con el opio los dolores de los disentéricos, 6 no juzgaba con.

l'eniente

harer

uso de

este

remedio, procuraba lograr aquel

mismo objeto con

el

nlcanfor, añadicndole el

calomelano

hasrn

efecto

purgante

(1111)·

En el

Repertorio de

cümcia.s

mé–

dicra;

t.

t

1

iij,

se halla un artíru lo

ele

Chome 1

y

Ratier sobre Ja

disénteria, en

el

c¡ue

estos prácticos distinguidos recomiendan

el enlomelano entre los

otros

remedios que pueden servir

alguna vez en la

<lisenteria;

y

refieren, quo

en

la famosa epi.

demíadisentérica que aflijió

á

Gibraltar en 1815,c l Dr.A1nicl,

despues de haber usado sin suceso las sungrias locales

y

je–

nera!es, los purganlts ordinarios

y

los vomitivos, se decidió

ú

a1lministrar

el

calomP!ano

á.

alta dósis (media ,Jracma en

una sola toma por la mañana

y

otra

media .

por ]a

noche)

y

con pocos

dins 1le

e::-:te tratamiento se curnba el mal.

Los

nombres c.¡ ue acabamos de citar son todos franceses;

y

si no

estamos equivocados, podrán bastar para que el Dr. Valdes

no

á

la autoridad en que por descuido ha procurado apo–

yarse, mas valor de lo que tiene.

Seria mas que

~ufi<'iente

un solo hecho <'omo

c1

que se

(ID

Pofoos de jalapa gr. xJ:x. ele ruibarbo gr. vj.

Proto–

cloruro de mercurio gr.

ij.

m.

(1111)

Alcanfor gr.

ij.

Calomelasgr.j.

jarahe

q. s. por una

píldora.